«Nunca había estado el Coria tan cerca del ascenso a Segunda B y eso se nota en el ambiente». Lo cuenta Fernando Pino, curtido en mil batallas futbolísticas y con siete playoff (este es el octavo) y un ascenso a sus espaldas. Pero nada de eso evita los nervios de saber que ha comenzado la semana decisiva. «Hasta ahora estaba muy tranquilo», reconoce el futbolista celeste, «pero este lunes ya me he levantado con el cosquilleo en el estómago».

El Coria tiene su primer ascenso a Segunda División B a solo dos partidos de distancia. Por eso lo de que nunca había estado tan cerca. Podría incluso ser solo uno si es el Extremadura B el que gana la primera semifinal, la del sábado. El filial azulgrana no puede subir y, si se impone al Villanovense, convertiría el duelo del domingo en el estadio Romano entre Coria y Cacereño en la finalísima por el ascenso.

Pino, que el pasado sábado se debía haber casado (ha aplazado la boda a septiembre por el coronavirus) y este martes cumple 32 años, también ha jugado por el ascenso a la categoría de bronce las cuatro temporadas anteriores. Una con el Arroyo, otra con el Cacereño y dos con el Coria. Y quiere que a la tercera seguida con el conjunto celeste sea la vencida. «Tenemos un buen grupo, que hemos ido haciendo en los últimos años. Y además este año hemos hecho un temporadón», dice el futbolista, que ha contribuido con seis goles al segundo puesto del Coria.

Al Coria le vale con el empate ante el CPC y reconoce que eso puede ser un arma de doble filo. Por eso, avisa: «Que nadie piense que saldremos a defendernos, no vamos a poner el autobús. Hacer eso contra el Cacereño puede ser muy peligroso. Tenemos que conseguir que ellos también duden, que no se sientan cómodos. Y no podemos olvidar que metiendo un gol tendríamos mucho ganado». Ese primer gol, dice, será la clave del partido, porque el que lo meta habrá dado un importante paso al frente, ya que conseguirá que al otro le entren las dudas, las prisas, los nervios. Y eso sí es un arma de doble filo.

La preparación del Coria ha sido buena. «Dura al principio, nos costó», se sincera Pino, que ya ve a sus compañeros listos para jugar. El pasado viernes, en el Nuevo Vivero ante el Badajoz, jugaron un gran partido a pesar de la derrota (2-0). «Salimos muy contentos. En la primera parte les jugamos de tú a tú. Y en la segunda, con los cambios y su primer gol de penalti, nos costó más. Pero fue una gran prueba para adaptarnos a lo que nos vamos a encontrar».

Una localidad ilusionada

La ilusión se ha apoderado especialmente de Coria en este playoff tan diferente. Se nota en muchas calles, engalanadas para la ocasión; se nota en las redes sociales, llenas de mensajes de ánimo; y se nota en el día a día de los jugadores. «La gente nos escribe para animarnos, hay muchas pancartas en las calles, en las rotondas», cuenta Pino, que espera corresponder tanta ilusión.

En cuanto al público, reconoce que tiene algunos compañeros a los que no les hubiese importado jugar a puerta cerrada («por eso de los nervios y la presión», dice Pino entre risas), aunque él es de los que prefiere tener a su gente en la grada. Y allí estarán, deseando celebrar el pase a la final. O, quien sabe, incluso un ascenso.