Tantos frentes de batalla abiertos pueden provocar alguna fisura, alguna grieta por donde entre el agua en la muralla creada siempre alrededor de Armstrong. Al inicio sólo era Ullrich y sólo Ullrich, pero la gente ha ido creciendo, han llegado nuevas generaciones, sobre todo la encabezada por Iban Mayo, a los 26 años, el contrincante más joven del tejano, y aquellos que un día aceptaron convertirse en gregarios del pentacampeón, ahora se han independizado, y hasta se han convencido de que son capaces de derrotarle, como les ha sucedido a Tyler Hamilton y Roberto Heras. Ambos son otro peligro para Armstrong. Le conocen. Han convivido con él. Saben de sus trucos. Han entrenado juntos y hasta han compartido finca en Girona, como ha sido el caso de Hamilton. Para ellos, al contrario de lo sucedido antes con Ullrich, o hasta con Mayo ahora, no hay secretos que valgan.

La suerte para Armstrong, con la única excepción de Mayo --de ahí el enorme peligro que supone la aparición del vizcaíno como candidato al triunfo en París-- es que todos los contrincantes del tejano en la pelea por el maillot amarillo ya han superado la barrera de los 30 años. Son veteranos como él, no son niños, ni mucho menos.Armstrong, al menos, ha visto como se caían de la lista de rivales dos corredores importantes, Alexandre Vinokurov (tercero en el Tour 2003) y el español Joseba Beloki. Dos frentes menos que vigilar para el americano.