El atleta de origen ecuatoriano Jackson Quiñónez regaló a la selección española, en su primera comparecencia, una medalla de bronce en los Europeos en pista cubierta con una marca de 7.65 en la final de 60 metros vallas que le dejó insatisfecho, consciente de que se le escapó el oro por culpa de una mala salida.

Fue la primera medalla para el equipo español en Birmigham, la única posible en la primera jornada de los campeonatos porque Glory Alozie, actual subcampeona mundial de la misma disciplina, no estaba por lesión y Manuel Martínez, campeón mundial en esta misma pista hace cuatro años, no pasó a la final con su nueva técnica giratoria.

Quiñónez tardó 240 milésimas en abandonar los tacos, tras la salida falsa del británico Allan Scott, y eso le pudo costar la medalla de oro, que fue a parar al cuello del holandés Gregory Sedec con 7.63 en un insólito doblete holandés con Marcel van del Westen (7.64).

"Hemos preparado estos campeonatos como si fueran unos Juegos Olímpicos", aseguró el atleta del equipo español.

La primera jornada tuvo en Jesús España a uno de sus protagonistas. El madrileño será hoy el único representante español en la final de 3.000 metros tras la eliminación de Alberto García y la retirada de José Antonio Redolat, lesionado en el gemelo izquierdo, a falta de tres vueltas.

La valenciana Concha Montaner accedió a la final con la marca de 6,60 que exactamente se requería. La bilbaína Arantza Loureiro, que compitió sin saber el paradero de su extraviado equipaje (sólo llevaba consigo las zapatillas), hizo un concurso muy pobre con un solo salto por encima de los seis metros.

En la final también estarán las saltadoras Carlota Castrejana (triple), Ruth Beitia y Marta Mendía (altura).