Gustavo Aranzana le debería estar agradecido de por vida a Paolo Quinteros. Y viceversa. El entrenador del Cáceres 2016 y la gran estrella argentina del CAI cruzaron sus caminos en el 2006, cuando el vallisoletano apostó por el jugador, que no había pisado Europa. Unos meses después ascendieron de la mano a la ACB. Ese romance se rompió cuando Quinteros peleó por irse el verano siguiente a Zaragoza, lo que hizo un daño terrible al León, que descendió sumariamente. En Aranzana queda más lo positivo de aquella relación de final doloroso. Resulta difícil hablar mejor de alguien: "Es un crack , una estrella, lo hace fácil todo. Es un prodigio, tiene una calidad extraordinaria. Tiene gol, que dirían en Argentina. Es un lujo tenerle en España y en esta liga. Es brillante y entrena muy bien. Es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga".