Poco a poco empieza a reencontrarse con las mejores sensaciones, las mismas que le llevaron a destronar a Roger Federer y convertirse en el número uno del mundo, un honor que perdió por culpa de una lesión en las rodillas. Pero Rafa Nadal ha olvidado aquella dolencia y ha empezado a redescubrir su mejor tenis. Lo hizo en Toronto, la semana pasada, pero la inactividad le pasó factura, y en Cincinnati ha subido un peldaño más: en octavos se deshizo de un combativo Paul-Henry Mathieu y el viernes despachó al difícil Tomas Berdych (6-4 y 7-5) para meterse en semifinales, un duelo que de madrugada le ha enfrentado al serbio Novak Djokovic, cuarto en la clasificación mundial. El de Manacor necesitó poco más de una hora y 40 minutos para deshacerse de Berdych, cuyo potente servicio puso en aprietos a Nadal en varias fases del partido.