Rafael Nadal está a punto de matar dos pájaros de un tiro. Sucederá hoy en Londres, cuando afronte el partido ante Stanislas Wawrinka, debutante en el torneo de fin de temporada que reúne a los ocho mejores del año. Una victoria, una más, ante el suizo (15.00 h., Teledeporte), situará virtualmente a Nadal en las semifinales de la Copa Masters y, de paso, le asegurará finalizar el 2013 como número 1 del mundo, algo que ya hizo en los años 2008 y 2010, antes de que el serbio Novak Djokovic, que ayer venció con claridad a Roger Federer, le relevara en la cúspide del ránking mundial.

El tenista balear ha repetido por activa y por pasiva que ser número 1 no le quita el sueño. "No le puedo pedir nada más a esta temporada, que ha sido la más emocionante y más importante de mi carrera", dijo ayer Nadal, recordando sin duda sus siete meses y medio de alejamiento de las pistas por una lesión en la rodilla y que, tras su regreso en el mes de febrero, ha sido capaz de acceder prácticamente a todas las finales y de ganar 10 títulos, entre ellos dos Grand Slam (Roland Garros y Abierto de EEUU) y cinco torneos Masters 1.000.

DOBLE GRAN FINAL Pero esa maravillosa campaña puede tener el doble colofón de coronarse maestro en Londres --lo que nunca ha conseguido-- y de alargar unas semanas más las 107 que acumula como mejor tenista del mundo, según la clasificación ATP, en sus tres periodos como número 1. Ayer, de momento, sentó los cimientos de esa doble posibilidad con una inesperadamente cómoda victoria ante un desconocido David Ferrer que el sábado le había derrotado con autoridad en las semifinales de París Bercy (6-3, 7-5).

El Ferru de ayer no tuvo nada que ver con el tenista de hierro de París. Seguramente exhausto por sus siete semanas consecutivas sin descansar, y sin tiempo de aclimatarse a la pista del O2 Arena (el domingo jugó la final del Master 1.000 francés ante Djokovic), el jugador alicantino fue una caricatura de sí mismo y le puso las cosas tan fáciles a Nadal que el mallorquín incluso rebajó su agresiva táctica inicial para limitarse a aprovechar los errores de su rival y acabar imponiéndose por 6-3 y 6-2 en una hora y 14 minutos.