Rafa Nadal necesitó tres bolas de partido para doblegar al serbio Novak Djokovic, por 6-2 y 7-5 en una hora y 33 minutos, pero al final cortó una sequía de títulos que duraba 252 días para hacerse con el Masters Series de Indian Wells, el título 18 de su carrera y primero de este año.

Nadal llevaba doce torneos seguidos sin poder saborear el sabor de la victoria. Ganó el último en junio del año pasado en Roland Garros ante el suizo Roger Federer, y después perdió en la histórica final de Wimbledon contra el helvético.

Luego, una larga sequía con cambios técnicos en su juego para hacerlo más agresivo, y lesiones por medio han amargado su trayectoria. Por eso quizás la victoria ante el prometedor Djokovic, que mañana hará su entrada entre los diez mejores del mundo, le supo a título de Grand Slam, porque además recibió el trofeo de manos del tricampeón de Wimbledon el alemán Boris Becker, el último jovencito que ganó en Indian Wells con 19 años, en 1987.

DE RECORD En la final más joven de la historia de este torneo, Nadal, de tan solo 20 años, supo imponer su experiencia ante un jugador que como él llegaba a la última instancia sin ceder un set. Pero para el balear, con 86 semanas seguidas como segundo del mundo, era su sexta final en un Masters Series diferente y para el de Belgrado la primera en este tipo de torneos.

Nadal ha sabido sacarse la espina a base de esfuerzo y ahora, con el quinto título logrado sobre pista dura (Montreal, Madrid y Pekín en 2005 y Dubai en 2006) afronta el segundo Masters Series de la temporada en Cayo Vizcaíno. De la misma forma con la que destrozó a Andy Roddick en semifinales comenzó Nadal su trabajo ante Djokovic. Los diez primeros puntos de la final fueron suyos, y el de Manacor se situó luego con un 4-0, prueba inequívoca de que el de Belgrado notaba los nervios típicos de un novato ante un maestro.

El primer set se lo llevó Nadal en 28 minutos sin ceder un solo punto de ruptura. Demasiado fácil ante la calidad que ha demostrado Djokovic, que reaccionó en el segundo set cuando subió su nivel y aprovechó una ligera falta de chispa de Nadal para inquietar en el cuarto juego y disponer de tres puntos de ruptura. En ese momento clave, el español jugó más con la cabeza que con el corazón y logró sacarlo adelante.