Rafael Sánchez sueña a sus 36 años con jugar algún día en el mismo equipo que Alex, su hijo de 14. Ya puede presumir de haberlo hecho en el primer equipo con Javier Barragán, de 16, uno de sus pupilos en categorías inferiores. "Me dicen que sería un puntazo que le diera a mi hijo la alternativa como colocador. Sería bonito, igual que hacen los toreros", explica el hombre más veterano en el equipo cacereño que milita en la Liga FEV.

Con más de 15 temporadas en el club, Rafael alterna su pasión por el voleibol como la de distribuidor de joyería y regalos. "Siempre llego con el tiempo justo a los entrenamientos porque lo mismo estoy de viaje por la empresa. El voleibol supone una desconexión total", asegura.

Aprendiz de maestros

Alumno del colegio Licenciados Reunidos, todavía recuerda las enseñanzas en el patio de nombres míticos del voleibol cacereño como Tate, Vicente o Jorge, artífices de una magnífica cantera en la década de los 70. "No teníamos teléfono móvil y jugábamos a cualquier deporte. Hoy muchos jugadores se pierden en el camino", añade el jugador que también tiene a Cristina, su otra hija, en alevines con 11 años.

A pesar de los éxitos deportivos, Rafael echa en falta una mayor profesionalización del club para aspirar a metas mayores como la Superliga. El mismo tiene que llevar la tesorería en sus ratos libres. "Nos falta estructura organizativa, aunque vamos por el buen camino. Si queremos estar en la máxima categoría, es necesario tener una sede y un secretario profesional, igual que tenemos jugadores brasileños", subraya.

De la magnífica marcha de la AD Cáceres 2016 --invicto, con cuatro victorias consecutivas-- el jugador local prefiere ser cauteloso y contener la ilusión de luchar por el ascenso. Afirma que en las próximas jornadas se podrá valorar la verdadera capacidad del equipo del que forman parte por primera vez tres jugadores brasileños. "Excepto uno, que no habla español, ha sido fácil entenderse con Reinaldo y Daniel". Su experiencia hace varias temporadas con dos rusos fue bien distinta porque tenía que recurrir a los gestos para entenderse en la pista.

Mientras tanto, Rafael Sánchez tiene claro que seguirá jugando hasta que el cuerpo aguante. Dice que tiene fuerzas y que no lo dejará mientras la ilusión por entrenar y competir no le abandonen. Del futuro espera que los más jóvenes hereden a la AD Cáceres 2016 en la categoría de oro del voleibol español. Ahora, en la de la plata, el jugador sigue demostrando que es una joya para su equipo de toda la vida.