Los Raptors de Toronto, con el trío formado por el alero Chris Bosh, el pívot italiano Andrea Bargnani y el base español José Manuel Calderón, no tuvieron problemas para ganar fácil por 114-82 a los desahuciados Heat de Miami y olvidarse de la paliza que recibieron por parte de los Lakers de Los Angeles.

Bosh, con 24 puntos, y Bargnani, que aportó 22 tantos, fueron los líderes del ataque de los Raptors, mientras que Calderón dirigió el juego de equipo al conseguir su decimosexto doble-doble de la temporada.

Calderón jugó 32 minutos y aportó 11 puntos con 10 asistencias después de anotar 5 de 6 tiros de campo, incluido un triple en dos intentos, no fue a la línea de personal para capturar tres rebotes y recuperar un balón.

El escolta Anthony Parker aportó 18 puntos y el alero reserva Jason Kapono llegó a los 13 para ser el quinto jugador que anotó en doble dígitos, dejando a los Raptors con marca de 26-21 y segundo en la clasificación de la División Atlántico. El reserva argentino Carlos Delfino jugó 18 minutos para conseguir siete puntos después de anotar 2 de 3 tiros de campo, incluido un triple en dos intentos, y 2-2 desde la línea de personal, repartió tres asistencias y capturó un balón.

Pero la gran novedad en el triunfo de los Raptors es que recuperaron para el equipo al base T.J.Ford, que jugó por primera vez desde el pasado 11 de diciembre cuando sufrió una grave lesión en el cuello. T.J.Ford salió al campo del American Airlines Arena cuando faltaban 9:55 minutos para concluir el segundo cuarto y en los 17 minutos de acción aportó cuatro puntos y cuatro asistencias.

Los Heat, en decadencia

El alero Dorell Wright, con 17 puntos, fue el líder del ataque de los Heat, que sufrieron la peor derrota de la temporada, y siguieron mostrando que son sin discusión el peor equipo de la liga. Hasta el escolta estrella Dwyane Wade ya se ha contagiado del mal juego del equipo y en 28 minutos se quedó con sólo 12 puntos, los mismos que consiguió el pívot Mark Blount.

La derrota, la cuarta consecutiva, dejó a los Heat con marca de 9-37, la peor de la liga, mientras que el dueño del equipo, Micky Arison y su hijo Nicholas, no parecían tener ningún problema con esa situación porque se pasaron el partido sonriendo entre ambos. Tampoco les debió importar demasiado que miles de asientos de las gradas del campo estuviesen vacías, un claro reflejo del rechazo completo que los aficionados de Miami le han dado al equipo que entrena el legendario Pat Riley, que pasa por la etapa deportiva más humillante de su triunfal trayectoria deportiva.