PARTIZAN: Pantic; Savic, Djordjevic, West, Bajic, Malbasa (Rzasa, m.19); Duljaj, Nadj (Drulovic, m.66), Sasa Ilic; Iliev y Delibasic (Stojanoski, m.46).

REAL MADRID: Iker Casillas; Míchel Salgado, Pavón, Raúl Bravo, Roberto Carlos (Guti, m.12); Beckham, Helguera; Figo, Raúl, Zidane; y Ronaldo.

ARBITRO: Cosimo Bolognino (ITA). Amonestó a Rzasa (m.46).

INCIDENCIAS: Partido de la cuarta jornada del grupo F de la Liga de Campeones. La niebla, presente en la ciudad todo el día, se posó sobre el estadio, pero no bajó lo suficiente como para afectar al desarrollo del juego. Delibasic fue retirado del campo en ambulancia tras un choque en un salto con Helguera.

El Real Madrid, ayudado por el triunfo del Oporto contra el Marsella, obtuvo el empate que necesitaba para seguir en la Liga de Campeones, pero cuajó un partido gris en el campo del Partizán, sobre todo en el primer tiempo, y carente de acierto en ataque.

No consiguió alcanzar su gol 600 en la historia de la máxima competición europea, pero ese era un objetivo marginal en este partido. También vio frenada su racha de victorias, aunque al menos tiene buena parte de los deberes hechos con dos jornadas por delante, en las que le queda amarrar el liderato.

Una nueva actuación portentosa de Iker Casillas, que evitó al menos tres goles, fue la tabla de salvación hoy del Real Madrid.

PANTIC EN APRIETOS

Tan sólo Ronaldo, tras un robo de balón, puso realmente en aprietos al gigante guardameta Pantic (m.32), quien también respondió con presteza a una floja volea de Raúl (m.40).

Estos lanzamientos, junto a un testarazo cruzado de Figo, fueron las únicas señales de vida del Real Madrid en el área del campeón serbio, muy poco bagaje como para pensar en dar un disgusto a la entregada hinchada del Partizán.

La temprana lesión de Roberto Carlos (se lastimó en un muslo tras lanzar una falta a los ocho minutos) despertó al equipo de Lothar Matthaeus y cambió el orden de salida del cuadro de Queiroz. Guti entró al campo, por lo que Helguera pasó al centro de la zaga y Raúl Bravo al lateral zurdo. Esta versión, más de control del esférico pero con menos sujeción del rival, volvió a sufrir ante una medular oponente trabajadora e incómoda por la movilidad de Sasa Ilic e Ivica Iliev, quienes propiciaron varias llegadas inquietantes para Iker Casillas.

Queiroz trató de convencer en el descanso a sus pupilos de que era necesario un mayor control del balón y de evitar pérdidas para dormir al Partizán, pero los movimientos fueron casi siempre anodinos, sin la chispa necesaria para superar la resistencia de la zaga que lideraba West. Al menos, la aparición de Zidane le otorgó sentido verdadero al fútbol madridista, al menos en una breve fase.

Matthaeus echó mano del veterano Drulovic en busca de un revulsivo para despertar del letargo sus compañeros mientras venían pasar el balón a su alrededor, y a punto estuvo el ex oportista de desnivelar el marcador (m.70), cuando inició y terminó un ataque de su equipo, pero remató demasiado desviado.