La actual deuda del Real Madrid llevaría a cualquier empresa normal en picado a la quiebra. Pero el fútbol no es una industria habitual, ni el Madrid una empresa corriente. De ahí que el club blanco puede permitirse el lujo de presentar en sus últimas cuentas de resultados, de la temporada 2008-2009, una deuda acumulada de 683 millones de euros, con casi la mitad (334 millones) exigibles a corto plazo, mientras que el superávit conseguido --o sea, el beneficio neto que podría servir para saldar parte de la deuda-- no pasó de los 25 millones.

Pero, ¿puede permitirse el Madrid realmente mantener ese desequilibrio contable? A los clubs de fútbol no les hace falta ganar dinero, aunque estaría bien que al menos evitasen perderlo. Sus beneficios deben ser otros, inmateriales: victorias en el terreno de juego, títulos, ser los mejores de Europa, del mundo. El Madrid y todos los grandes clubs de España y Europa tienen como objetivo ser los mejores, y para ello deben reclutar a los futbolistas más grandes.

El problema se presenta cuando esos éxitos deportivos no llegan. Y ahí el Madrid tiene un problema, uno muy gordo. Lleva cinco años cayendo en los octavos de final de la Liga de Campeones y en los últimos seis años solo se ha hecho con dos títulos de Liga. Demasiado poco para tanto dinero.

500 millones de euroscayeron en saco roto

La agilidad de Florentino Pérez quedó demostrada en el 2001, solo un año después de relevar a Lorenzo Sanz en la presidencia del Madrid. Su antecesor le dejó con una Champions y una deuda de 227 millones de euros que, en aquel momento, parecía una cantidad escandalosa pero que desde entonces ya se ha triplicado.

Aquel 2001, cuando con las compras de los primeros galácticos, Figo y Zidane, ya había elevado la deuda de 227 a 354 millones, Florentino logró del ayuntamiento de Madrid la recalificación de los terrenos de la Ciudad Deportiva. El club ingresó así 500 millones de euros por su venta, de los que 90 millones irían destinados a la construcción de su nueva ciudad deportiva en Valdebebas.

En las cuentas del ejercicio del 2001-2002, el Madrid anotó 336 millones como ingresos extraordinarios. Eso le llevaría a unos beneficios millonarios y, con ello, a unos elevados impuestos sobre esos beneficios. Así que Florentino decidió saldar la deuda con los bancos y amortizar de golpe todos los fichajes. En total, 283 millones extra de gastos.

Aparentemente funcionó tan bien, que en los años posteriores tanto Pérez como su sucesor, Ramón Calderón, siguieron amortizando los fichajes en el mismo momento de la compra. Fue un error contable --el gasto de los fichajes se suele amortizar a lo largo de los años de duración del primer contrato--, que no es habitual. Desde hace dos años, el Madrid ha abandonado esta práctica.

Vender camisetas, de

Beckham a Cristiano

El visionario Florentino Pérez sabía que un fichaje como el de David Beckham se financiaba fácilmente con el márketing y el merchandising . En su primera temporada, este concepto solo aportaba 43 millones de euros, un 31% de los ingresos; tres años más tarde, la segunda temporada de Beckham, ya se ganaron 117 millones, el 42%. Pero eran justo los años en los que el éxito publicitario no iba acompañado de triunfos deportivos. La temprana eliminación en la Liga de Campeones ha hecho descender paulatinamente los ingresos en este apartado, y han quedado reducidos solo el 4% de los ingresos, 16 millones el año pasado.