El día de su 38 cumpleaños, en la frialdad de aquel diciembre de 2017, fue llamado a la sede del club para comunicarle su destitución y con él, la de su cuerpo técnico que formaba con Aitor Bidaurrázaga y Manuel Pérez, ‘Manolete’. «Simplemente me dijeron que era una decisión empresarial; no me dieron más explicaciones. Yo les dije que la respetaba, pero que no la compartía, sin más». Lo cuenta José María Rebollo, que entonces era líder del grupo XIV de Tercera con el Cacereño.

Casualidades de la vida, el próximo domingo (12.00 horas) debuta en su nuevo equipo, el Fuente de Cantos, en el estadio Príncipe Felipe, escenario en el que él ha ejercido de prácticamente de todo: desde jugador del filial hasta técnico del primer equipo, pasando por responsable de la cantera.

«Sí, claro que será especial para mí, porque además es el principio de un nuevo reto», responde Rebollo sobre sus connotaciones sobre la cita. Será la primera vez que se mida al CPC como entrenador de otro club. «El hecho de que sea ante el Cacereño hace que se presente como más exigente, además». Lo dice un entrenador enamorado de su pasión por encima de cualquier otra consideración, incluida el sentimentalismo.

«No quiero vivir del pasado, sí del día a día», proclama como declaración de intenciones de alguien que se ha embarcado en una aventura que tratará de salvar con éxito, pese a que la dificultad sea, a priori, extrema. El Fuente de Cantos, que no suma desde la primera jornada tras su triunfo ante el Valverdeño, es el que peores números presenta en una competición en la que bajan seis, «pero hay una segunda fase y unos playoff», recuerda.

El tiempo, juez

El tiempo, juez«Afortunadamente, el tiempo termina dando y quitando razones y pone a cada uno en su sitio, y gracias a Dios que de aquella gente no queda nadie en el club en la actualidad», se congratula sin entrar en más disquisiciones de alguien habitualmente discreto y respetuoso.

Y es que Rebollo, que en su día se vio obligado a llevar a los tribunales a la entidad verde, tiene a gala ser abonado de la entidad de su corazón, «por supuesto», pero en esta oportunidad afirma qeu espera que su nuevo equipo, colista del grupo, «consiga los tres puntos y que el Cacereño después ascienda».

Dice tener, además, la convicción de que el club de su corazón logrará su objetivo de jugar en Segunda División B la próxima temporada. «Para mí es el mejor. Empezó con dudas, y tenía su lógica porque había muchos jugadores jóvenes y además nuevos en la plantilla. Al principio es lógico que cueste demostrar cosas y solamente jugaban 15-20 minutos muy buenos. Ahora lo hacen muy bien durante mucho más tiempo», juzga alguien que tiene «buena relación» con Julio Cobos, con el que llegó a coincidir en el CPC.

El mexicano Raúl Arias fue el encargado de transmitirle la noticia del despido en un club en el que la parcela deportiva también la ocupaba al principio José Luis Tamargo, primer responsable de su llegada en esa misión. Y todo ello, bajo el teórico mando del empresario chileno Álvaro López. «Me dolió porque estábamos líderes y por encima de las expectativas, dado cómo se hizo la plantilla y las posibilidades que había. No me hubiera fastidiado y lo hubiera entendido si me hubieran echado con un equipo que hubiera costado tres veces más que aquel, como se hizo después, y que tuviera la lógica exigencia, porque a mí eso de que me gusta, pero no éste no era el caso, reflexiona mientras viaja por cualquier punto de la comunidad para su trabajo comercial, como cada día, antes de entrenar con el Fuente de Cantos por la tarde-noche. «Han pasado ya tres años. Para mi entrenar al Cacereño era un sueño, pero no hay que pensar en eso. Entrenar al Fuente de Cantos es tan importante como aquello», asegura.

Día a día

Día a día«Tengo toda la vida por delante», dice cuando se le cuestiona sobre si aquella decisión tan sorprendente le truncó su trayectoria como entrenador. «Es cierto que íbamos muy bien y era para mí una buena oportunidad, pero yo no me fijo en eso…», abundando en lo del ‘día a día’. Sí se moja, preguntado por ello, por si cree que hubiera conseguido el ascenso a Segunda División B. «Yo estoy convencido que sí. Hay que recordar que ganamos con toda solvencia en el campo del Don Benito por 0-2 y al final subieron ellos, y dicho esto con todo el respeto para el Don Benito, ¿eh?».

«Sí, sí, había un run-run», dice Rebollo cuando se le plantea que su propia figura estaba discutida precisamente por ser alguien de la casa, circunstancia muy habitual en su ciudad natal. En cualquier caso, él asegura respetar a todos. ¿Volver algún día? No lo descarta, pero no quiere hablar de ello. Su cabeza está exclusivamente centrada en una misión: salvar este año al Fuente de Cantos.