"Educar no sólo a los niños sino también a los padres". Esta es una de las novedades que plantea la recién instaurada Escuela Deportiva Cacereña, dirigida por licenciados en Ciencias del Deporte y subvencionada por el Instituto Municipal de Deportes. Antonio Campos y Oscar Benito dirigen la asociación Ajicespad, que ha puesto en marcha la primera escuela deportiva dirigida por profesionales del deporte. Su objetivo: marcar diferencias con los planteamientos que habitualmente se siguen en este tipo de asociaciones deportivas, "que suelen estar en manos de asociaciones de vecinos, padres..., sin conocimientos profesionales sobre el deporte y que nos comen el terreno".

Se trata de transmitir una serie de valores que vayan más allá del mero aspecto deportivo. "Nosotros tenemos una visión integral de la educación, no se trata únicamente de realizar una práctica deportiva. Queremos fomentar el compañerismo, el respeto, la disciplina, el autocontrol, la autocrítica, la reflexión...".

Pero no se quedan ahí. Van más lejos. Visto el comportamiento de muchos padres cuando sus hijos compiten, los profesionales del deporte se han propuesto reeducar a los cabezas de familia: "No se trata de que el padre le pregunte al hijo cómo ha sido el resultado del partido, sino que se interese, en realidad, por cómo ha jugado su hijo, si se ha divertido... y que pueda animar al niño si lo ha hecho bien".

Se trata, pues, según los dirigentes de la escuela, de que el padre anteponga el bienestar de su hijo al triunfo o al resultado final. "El resultado es importante, pero no lo único. Es interesante que el niño participe y se sienta parte de un juego colectivo", dicen. Añaden, además, que hay que romper con la escala jerárquica, agitar las estructuras de mando: "Debemos romper con el mando único que existe entre entrenador y jugador. Se trata de establecer con el niño una especie de descubrimientos guiados". En definitiva, hacerles pensar.

La Escuela Deportiva Cacereña pretende que todos los niños participen en igual medida, "independientemente del nivel que cada uno tenga". Una idea revolucionaria, sin duda. Dar la oportunidad de jugar a todos los chavales sin que los peor dotados se vean relegados al banquillo o a jugar los minutos basura. Todo ello se integra dentro de una educación integral del niño que tiene otros vértices interesantes como son convivencias, enseñanza de otro tipo de deportes e, incluso, dar clases de apoyo en determinadas materias escolares en las que los alumnos anden más rezagados.

En un mundo tan competitivo como éste, nunca está de más un ramalazo de idealismo que intente cambiar los cánones dominantes. Pero, no se confundan. No son únicamente unos idealistas. En realidad son unos pragmáticos profesionales de Ciencias del Deporte. Ahora se trata de sacar las teorías de las aulas universitarias. Visitar la vida real. Ese el es reto. Y el vértigo.