Fernando Alonso, el piloto más joven en ganar un Gran Premio de Fórmula Uno, cumple hoy 24 años instalado en la cima de la categoría reina, al frente de un Mundial que lidera de forma holgada y que, de ganarlo, le otorgaría un nuevo récord de precocidad.

Alonso brilló desde pequeño en todas las categorías inferiores del motor y después de hacerlo en los karts , serie en la que fue campeón mundial, también lo hizo en la Fórmula 3000, en la que su extraordinario triunfo en el circuito belga de Spa, el año 2000, le catapultó a la Fórmula Uno.

El genial piloto asturiano debutó en F-1 en 2001, en la Minardi del magnate australiano Paul Stoddart, cedido por Renault para que se foguease en la escudería con menos recursos del circo del gran motor, en la que ya evidenció su gran clase y superó las expectativas, situando al bólido negro muy por delante de los puestos a los que potencialmente aspiraba.

Alonso, probador de Renault en 2002, supo sufrir en silencio y con paciencia la circunstancia de que los fines de semana de Gran Premio acabasen para él justo antes de darse el banderazo de salida.

Flavio Briatore, su descubridor y jefe, quiso que se fuese familiarizando con el coche al que acabaría subiéndose como piloto oficial un año después. El italiano ha sabido marcar los tiempos a la perfección y el crack del Principado comenzó a recoger los frutos en 2003.

Fue séptimo en Australia y esperó sólo a la segunda prueba del Mundial, en Sepang (Malasia), para irrumpir de forma explosiva en el primer plano internacional: con 21 años se convirtió en el más joven de la historia en firmar la pole position , un día antes de ser tercero en la carrera y batir también el récord de precocidad en subir a un podio de la Fórmula Uno.

Los éxitos siguieron llegando, sólo truncados por el accidente de Interlagos (Brasil), donde acabó de nuevo tercero. Siguió dando la razón a los que confiaron en él --que ni de lejos son todos los que ahora vienen a fotografiarse junto a él-- y al hombre que le creó, en sentido literal y figurado: su padre, José Luis, que fabricó el primer kart al que se subió.