Tirunesh Dibaba tenía anoche la oportunidad de lograr su segunda medalla de oro en Pekín, en la final de 5.000 metros, tras la conseguida hacía justamente una semana en el 10.000. Y no la desaprovechó. La menor de las Dibaba logró así un doblete inédito en mujeres, que celebró derramando una solitaria lágrima en la entrega de medallas.

Sobre el papel, su victoria no era fácil. Además de la turca de origen etíope Elvan Abeyleguesse, plata en 10.000 y el mismo metal ayer en 5.000, Dibaba tenía rivales de consideración como la rusa Gulnara Galkina-Samitova, ganadora, con récord mundial, de los 3.000 obstáculos en la final donde se cayó Marta Domínguez.

Pero su oponente más temible era otra etíope, la campeona olímpica en Atenas-2004, también campeona mundial en Osaka y explusmarquista universal de la distancia, Meseret Defar (bronce anoche), que además llegaba fresca a la final de 5.000 porque no había corrido el 10.000. Y con ganas de revancha, ya que Dibaba --prima de la campeona olímpica de 10.000 en Barcelona-92, Derartu Tulu-- le había quitado el récord del mundo de 5.000 a Defar, este verano en la famosa reunión de Oslo.

Hecho histórico

Nunca una mujer había logrado la victoria olímpica en 5.000 y 10.000. En hombres, la lista de dobles ganadores incluye a Emil Zatopek y Lasse Viren.

El etíope Kenenisa Bekele podría unirse hoy si gana la final de 5.000, en la que parte también el estadounidense de origen keniano Bernard Lagat. Bekele practica una táctica muy similar a la de Dibaba. Deja hacer y confía en su final. A veces demasiado, como en Atenas, cuando creyó que El Gerrouj estaría demasiado cansado, tras su victoria en 1.500. El exceso de confianza del etíope le sirvió al marroquí para ganar el oro en 5.000 e igualarse al legendario Paavo Nurmi, el finlandés volador.