El autocar del equipo Cofidis avanza por las calles de Compiègne, de donde parte el domingo la Reina de las Clásicas, el 'Infierno del Norte', la París-Roubaix. Compiègne es una pequeña ciudad a 83 kilómetros del centro de París, que todo el fin de semana ha multiplicado su población. Miles y miles de aficionados al ciclismo, llegados de todas partes, que no quieren perderse la salida de la carrera, 257 kilómetros, llanos, pero con unos tramos de adoquines, el famoso 'pavés', que convierten los 52 kilómetros sobre 27 sectores de piedras en un escenario tan terrorífico como la peor de las escaladas posibles.

Avanza el autocar y desde su interior se divisan los centenares de coches aparcados por un día sobre las aceras de Compiègne, tranquilas y sin vehículos el resto del año. Miles de personas esperan a los corredores, a los de todos los equipos, con Peter Sagan, ganador del Tour de Flandes y Fabian Cancellarasiempre favorito, como candidatos a la victoria, el domingo, en el antiquísimo velódromo de Roubaix. Ambos llegan al escenario que sirve para presentar a los protagonistas de la batalla del domingo y se desata la locura colectiva, chillidos y aplausos y un montón de niños que luego son recompensados con una foto o un autógrafo en la zona acotada por el Tour, responable también de la París-Roubaix.

ENEMISTADA CON LOS ESPAÑOLES

Las piedras del 'Infierno del Norte' jamás cautivaron a los ciclistas españoles hasta el siglo XXI, porque se caían entre un teatro de adoquines, que hay que verlos al menos una vez en la vida, para percatarse de lo duro que significa rodar en bici sobre unas antiguas vías que se asfaltaron en el siglo XIX para permitir el paso de loscarros con bueyes. Duele la vista solo de imaginárselo y si un día se prueba, como hizo este periodista, los brazos escuecen varios días del esfuerzo por mantener el equilibrio sobre adoqulines que se elevan varios centímetros de la tierra.

Desde hace 25 años un ejército de voluntarios, los Amigos del Pavés, miman las piedras que también fueron las de Eddy Merckx para que lugares como el Carrefour de l’Arbre,Arenberg o Mons en Pérèle sigan formando parte de la mitología ciclista. Este domingo se espera al menos a un millón de personas. Y desde hace días las caravanas aguardan por una plaza junto a alguno de los famosos tramos para no perderse el paso de los esforzados.

LA TEORÍA DE PEDRO HORRILLO

No lloverá, según parece, aunque el tiempo anda algo revuelto por el norte de Francia, porque la Roubaix con barro todavía es más épica, lo que no sucede desde el 2002, lo que sin duda agradecen los participantes contrarios a cumplir los deseos más 'sádicos' de los aficionados. El agua mojó el 'pavés', pero lo hizo en el Tour del 2014 y a alguno como Alberto Contador, jamás se le olvidará.

"Para sufrir menos hay que volar sobre los adoquines, contra más rápido vas, mucho mejor", repite Pedro Horrillo, que este sábado fue uno de los invitados de honor a la marcha cicloturista que recorrió parte del trazado. Horrillo fue quien le habló a Juan Antonio Flecha del 'infierno' y lo sedujo para que entrada en sus llamas. Fue segundo en el 2007 y tercero en el 2005 y el 2010. Este sábado también acompañó a su amigo Horrillo por los tramos de 'pavés'.