Fanático del fútbol («soy del Real Madrid, aunque me alegré de que lo eliminase el Ajax»), con su perfecto español Nikola Rakocevic (Podgorica, Montenegro, 22-1-1991) intenta explicar con aparente tranquilidad los perennes problemas este año de su club, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad. Sin evitar la autocrítica, lanza un mensaje de confianza respecto a la lucha por la permanencia en la LEB Oro. Aquel adolescente que llegó a España (al Madrid) junto a Nikola Mirotic está ante uno de los grandes retos de su vida. Y repite hasta la saciedad que nadie tiene más ganas de sacarlo adelante que él.

-¿Qué diagnóstico hace usted del equipo?

-Estamos en una situación muy complicada. Hemos entrado en un bucle en el que no nos están saliendo las cosas. Se nota el nerviosismo, pero no hay que pensar en ello e intentar salvarnos. No nos queda otra.

-¿Cómo definiría su estado de ánimo?

-Ha habido situaciones en mi vida en las que he estado mejor, obviamente. Se ve que no nos están saliendo las cosas. En el campo me noto que no soy el de antes, no estoy en buena forma. Pero tengo las ganas suficientes de reinvertir la situación.

-El otro día ante el Carramimbre Valladolid parte de los aficionados le silbaron. ¿Qué le pareció?

-Me dolió, pero no me quita las ganas de comer. Me dolió porque los considero mi gente. Opinar es gratis, como dice Luis Enrique y yo respeto cualquier crítica, cualquier silbido. Pero no lo entiendo porque este es al final tu equipo, tu ciudad, tu jugador. Yo nunca sería capaz de silbar a un jugador del Partizán de Belgrado, que es mi equipo, ni en las buenas ni en las malas. Esa poca gente que lo ha hecho creo que tiene poca memoria. No es el momento de silbar y poner aún más nerviosos a los jugadores.

-¿Cuál cree que es el grado de responsabilidad de los jugadores en los resultados del equipo?

-Todos tenemos una responsabilidad enorme. Quedan diez finales y tenemos que sacar lo máximo y lo mejor de cada uno de nosotros. Hay algunos que tiene que asumir más y otros menos, como en todos los equipos. Son los roles.

-¿Ha cambiado algo con Roberto Blanco en el banquillo respecto a la época de Ñete Bohigas?

-Roberto está haciendo todo lo posible. Está trabajando muy duro. Quiere hacer todo lo que esté en su mano para salvar esta situación muy complicada.

-¿Es cierto que los jugadores veteranos pidieron la salida del anterior entrenador?

-Yo personalmente no quería que Ñete se fuera, pero esto al final ha sido la decisión del club. Pasó así. Este es el deporte. A los jugadores no nos queda otra que seguir.

-¿Cómo ve la salvación? ¿Posible, difícil, muy difícil, imposible?

-Es posible, aunque todos sabemos que es complicada. Tenemos que jugar tres partidos contra rivales directos como Prat, Araberri y Canoe y tenemos que ganarles sí o sí.

-Pero los tres son fuera de casa. Y hasta ahora solo han ganado un partido a domicilio...

-Ya lo sé, pero es lo que hay. Y vamos a intentarlo. Además, tenemos que ir a por los de casa, sea ante quien sea. Esto tiene que empezar ya mismo, el sábado ante el Betis en Sevilla. Nos jugamos la vida.

-¿Qué tiene que pasar para lograrse todo eso?

-Empezando por mí, meter tiros que no estamos metiendo y que normalmente sí los metía. Hay mucha gente que ha entrado en el bucle que he hablado antes. Debemos soltarnos. Estamos trabajando duro, entrenando bien. Hay que quitar la ‘tapa’ que hay encima del aro y respirar un poco. Es lo importante. Si ganamos el primero, ya iremos hacia arriba. Lo aseguro.

-En cuanto a valoración estadística, está siendo su peor año en el Cáceres… ¿Por qué?

-A principios de temporada empecé bien. Estaba a buen nivel, pero tuve una lesión en el talón que arrastré durante varios meses, incluso cuando llegó Roberto al puesto de entrenador. Después he tenido problemas musculares. Es principalmente por eso.

-Da la impresión que usted es un jugador que tiene que estar perfecto físicamente para sumar más que restar...

-Puede ser. No he sido capaz de ser el de antes de la lesión.

-¿Cree que ahora sí es su momento, en una situación tan delicada? Los últimos partidos de la temporada pasada, con la salvación en juego, fueron los mejores suyos del año...

-Estoy dispuesto siempre a tirar del carro. Los tiradores tenemos ciertas rachas. En el último partido no me entraron, pero en los próximos sé que sí lo harán. Cualquiera en ese vestuario puede asumir responsabilidades, lo aseguro.

-El pasado verano dijo que merecía jugar en la Liga Endesa. ¿Lo sigue creyendo?

-Sí. Tuve que haber llegado hace dos años, cuando ‘la rompí’ aquí en Cáceres. No pasó y finalmente me quedé. Anímicamente me han molestado cosas de cómo es el mundo del baloncesto: todo este tema de los agentes, los clubs... Imagino que pasa también en otros deportes. Me dio un bajón. Pero digo una cosa: hace dos años me importaba jugar en ACB y ahora ya un poco menos.

-Y todo esto cuando parece estar atrevesando un buen momento personal. Su pareja, Laura Paredes, es extremeña...

-Es que me veo viviendo en Cáceres en el futuro. Ella es de Manchita, un pueblo muy pequeño cerca de Guareña, entre Mérida y Don Benito. Yo lo llamo ‘Manchita City’. Trabaja aquí como educadora social.

-Ella le defiende a muerte en las redes sociales...

-De hecho me defiende más de lo normal. Yo soy un poco más pasota y siempre le digo que no ponga nada porque suele ser peor. Controla menos las emociones que yo fuera del campo. Yo dentro del campo las controlo menos o nada.

-Siempre se habla del carácter competitivo de los balcánicos...

-Eso siempre... Yo lo que quiero que entienda la gente cuando me encaro con alguien en el campo es que no tiene nada que ver con lo que pasa fuera. En mi casa soy muy tranquilo. Tengo un perro, un galgo llamado ‘Bolt’. Llevamos tres años con él. Estaba en un refugio y lo adoptamos.

-Después de seis derrotas seguidas, entenderá que el partido ante el Betis, líder destacado, hay quien lo dé casi por perdido…

-Pues no. En condiciones normales, el Betis tiene que ganar, pero están primeros con cuatro victorias sobre el segundo y a nosotros no nos queda otra. Como ganemos vamos a ir para arriba.