Gustavo Aranzana Méndez (Valladolid, 23-3-1958) es todavía hoy en día el séptimo entrenador con más partidos dirigidos en la Liga Endesa (584), pero su trabajo en los últimos años ha estado en la LEB Oro, incluyendo en Cáceres de 2009 a 2012, donde jugó en tres ocasiones consecutivas los ‘playoffs’ de ascenso. El actual técnico del Força Lleida lo tiene claro: la competición debería darse ya por finalizada, aunque la Federación Española de Baloncesto no termina de decidirse.

-¿Cómo está viviendo el confinamiento por el coronavirus?

-Me pilló en Lleida en principio. El club tomó la decisión de liberarnos y me fui a Valladolid. Pensábamos que iba a ser un parón eventual, pero está claro que no ha sido así. Aquí estoy, en casa, distribuyendo el tiempo lo mejor posible, viendo baloncesto, ordenando cosas y lógicamente estando con la familia, conversando, estando juntos.

-A usted personalmente le vino mal. Acababa de volver a los banquillos en el Força Lleida y el equipo empezaba a reflotar…

-En verano tuve opciones de irme al extranjero, a Suiza, por ejemplo, y no empecé la liga en ningún sitio. Es raro que haya cambios de entrenador en LEB Oro. Para mí era un reto difícil, pero estaba contento y el equipo estaba siendo competitivo, que era lo que se pretendía. Habíamos salido de la zona de descenso, ganando creo que la mitad de los partidos conmigo, incluyendo el último al líder, el Carramimbre Valladolid.

-Antes de suspenderse la liga, iba a visitar Cáceres…

-Roberto Blanco está haciendo un gran trabajo con un presupuesto muy humilde. Para mí fue una faena porque es un sitio que siempre me apetece ir por cariño, recuerdos, por la gente que me apetece ver. En principio se iba a jugar a puerta cerrada, pero el partido se aplazó la noche antes de viajar, el miércoles. Perdí una apuesta con mis ayudantes porque siempre pensé que ese partido se jugaría. Visto ahora, hubiese sido una locura. Menos mal que ni siquiera llegamos a salir.

-¿Qué cree que va a pasar con la LEB Oro?

-En el escenario que manejamos ahora mismo es impensable que se reanude. Y en el que tengamos dentro de dos meses, también es incoherente y durísimo. Esto es una pandemia, hay muchísimos muertos, y pensar que vamos a jugar cuando hay algunos pabellones que están hechos hospitales es… Las fronteras van a estar cerradas y tampoco sabemos qué daños colaterales económicos va a haber.

-¿Teme incluso por el futuro de la competición?

-Es que en lo que hay que pensar es en cómo vamos a sobrevivir la temporada que viene. Con recortes, con problemas, pero que por lo menos haya liga. Retomar esta me parece una locura. En otras competiciones quizás hay más intereses económicos, pero la nuestra tiene poca visibilidad. Hay que tomar cuanto antes la decisión de cancelarla y poder planificar la que viene para que luego no nos pille el toro. Estudiar entre todos cómo podemos hacerlo.

-¿Sin ascensos ni descensos?

-Entiendo que cada uno tenga sus intereses. No es una determinación que debemos tomar nosotros, sino la Federación Española y el Consejo Superior de Deportes. Lo que se haga será injusto, porque equipos como Gipuzkoa, Palencia, Coruña, Breogán o Palma habían hecho una gran inversión para subir y otros como Oviedo lo mismo para intentar salvarse, pero alguien tiene que tomar una decisión.

-¿Cómo está la situación en el Força Lleida?

-Tengo tres jugadores en Estados Unidos con el compromiso de volver cuando se les llame. Otra cosa es que puedan hacerlo. Habría que volver a abrir el mercado porque muchos equipos están igual y no tendrían un mínimo de plantilla. Todos los demás están en Lleida y otros lugares de España y podrían volver enseguida. Pero nada de esto tiene sentido ahora.