No hay ni un solo gesto gratuito en las actuaciones promocionales de la NBA. Así que no es difícil de interpretar la razón por la que la jornada inaugural, la que abrió en la madrugada de ayer un nuevo curso cargado de alicientes. Los defensores del título, los Lakers, recibieron antes del choque ante los Clippers, en el Staples Center, el anillo de campeón que ya luce Pau Gasol. Y también se enfrentaron dos claros aspirantes: los reforzados Cleveland Cavaliers y los orgullosos Boston Celtics.

Es todo un síntoma de por donde irán los tiros. El campeón de hace dos años, con el recuperado Kevin Garnett, frente al indiscutible aspirante de Lebron James. La liga que dirige David Stern busca en esa emergente rivalidad en el Este la chispa que redondee una campaña en la que los Lakers han acuñado el lema del repeat y en la que un mínimo de cinco equipos se postulan para desalojar del trono a Kobe Bryant y Pau Gasol. "Será aún más complicado que el año pasado, la clave será que sigamos jugando como grupo", afirma el pívot barcelonés

Desde anoche, y durante seis meses, las 30 franquicias que integran la Liga sacarán los codos por hacerse con una plaza en los play-off . En el espejo de cinco de esos equipos se mirará especialmente el baloncesto español por la presencia de Pau Gasol (Lakers), el extremeño José Manuel Calderón (Raptors), Rudy Fernández (Trail Blazers), Marc Gasol (Grizzlies) y Sergio Rodríguez (Sacramento), aunque todos por motivos bien distintos, así como por viejos conocidos que han emigrado como Ilyasova (Milwaukee), David Andersen (Houston) o Ibaka (Oklakoma).

GESTION DE DESPACHOS Pau Gasol será el defensor del anillo; Calderón y Rudy solo piensan en abrir la puerta del play-off; para Marc, se trata de una cuestión colectiva: cómo hacer funcionar a los Grizzlies, y en el caso de Sergio Rodríguez, surge el componente individual. La duda es si reconducirá su carrera a orillas del Pacífico, tras tres años en Portland jugando poco.

Pero antes de que el aspecto deportivo cautive la atención de los fans de todo el mundo, se ha producido durante todo el verano un frenético trabajo en los despachos. La jugada más atractiva, sin duda, la que capta toda la atención, la ha protagonizado Dan Gilbert, el propietario de Cleveland, al convertir a Shaquille O´Neal, a sus 37 años, en el compañero de viaje de Lebron.

"Si eres jugador de póquer, se supone que llega un momento en el que lo pones todo a una carta", afirma Gilbert. Y este era el momento. Cleveland no puede esperar más. Quiere el título esta temporada. Pero, sobre todo, lo necesita, para convencer a Lebron, que acaba este año, de que no se vaya a los Knicks, que llevan tiempo haciéndole espacio en su plantilla.

FUERZA INTERIOR Lebron parece más que preparado, al fin, para su coronación. Alcanzó la final en la cuarta temporada de sus seis años como profesional y ha llegado a dos finales más de conferencia. Pero quizás le ha faltado la ayuda de otra figura para rematar. La presencia de O´Neal puede darle a a Cleveland la fuerza interior que le faltó el pasado año en la final del Este ante los Magic de Howard. "Sobre el papel, es el mejor equipo en el que he estado", dice O´Neal, que llega a Cleveland con Jamario Moon y Anthony Parker como refuerzos.

Tampoco se ha quedado atrás Boston Celtics que, con la llegada de Rasheed Wallace y Marquis Daniels y sobre todo con la recuperación física de Kevin Garnett, ausente del último play-off, vuelve a surgir en los pronósticos, algunos tan atrevidos como el de propio Sheed, que vaticina que estos Celtics pueden llegar a igualar las 72 victorias en la temporada regular de los Bulls del 96. "Podemos estar peleando otra vez si tenemos salud", admite Paul Pierce.

En esa línea se mueven también los Orlando Magic, los últimos finalistas, que han incorporado a Vince Carter en lugar de Hedo Turkoglu para asaltar con éxito el título, o los Spurs con la llegada de Richard Jefferson y la aún mejor noticia de la recuperación física de Ginóbili.

"Estamos preparados. Tenemos la oportunidad y el talento para ganar otro anillo", cuenta Kobe Bryant, para quien se ha acabado la tortura que se repetía año tras año de oír que era incapaz de ganar sin Shaquille O´Neal. Al fin lo ha conseguido con la ayuda de un nuevo escudero: Pau Gasol.