En el mundo del golf hay una norma no escrita: para ser un buen jugador, debes tener un buen caddie . El chico que lleva los palos es algo más que el chico que lleva los palos: es psicólogo, consejero, paño de lágrimas si no pasas el corte y compañero de farra en caso de éxito. Así es que puede decirse que el inminente desembarco de Jorge Campillo en el Circuito Europeo estará en cierto modo marcada también por cómo funcione su íntima conexión con Borja Martín-Simo, el chico que lleva los palos, sí, pero mucho más.

Jorge y Borja son, por ahora, colegas. Muy colegas. Se conocieron siendo unos niños jugando al golf en el Norba Club de Cáceres y ahora el golf les ha unido en un matrimonio teñidísimo de verde césped. El jugador debutará en la máxima categoría del golf europeo el próximo 5 de enero en Sudáfrica y lo hará auxiliado por otro joven también cacereño que tiene un año menos que él (24) y que es un poco su reverso. Martín-Simo es abierto, ocurrente, el perfecto animador cuando llevas tres bogeys seguidos que escribes con sangre en la tarjeta.

La gran aventura

"Lo que tiene que hacer un caddie es darle su opinión sincera al jugador y que luego él ya tome una decisión sobre qué palo coger, qué golpe dar", dice. La simbiosis empezó hace año y medio, en el torneo de Madeira. Hasta entonces, Campillo había tenido que improvisar: llevar él la pesada bolsa o que lo hiciesen su padre o su hermano.

Tras unas cuantas experiencias satisfactorias, Martín-Simo concluyó sus estudios de Empresariales en Madrid y aceptó el ofrecimiento de ser la sombra fija de Campillo en su estreno en el Circuito Europeo. "Para mí va a ser una aventura. Viajaremos por todo el mundo", afirma, sonriente. Serán unos 30 torneos, de enero a diciembre, sin incluir una posible participación en dos grandes , el Open Británico y el de Estados Unidos, si pasa la fase previa.

Campillo es, digamos, más seco que su socio en cuanto a carácter. "Nos entendemos. No es fácil tener un caddie de confianza. La mayoría son mayores que el jugador. Nosotros hemos recibido hasta ofrecimiento de algunos que se dedican profesionalmente a ello desde hace años", explica. Sabe que se necesita ser extremadamente frío para enganchar el putt correcto cuando la bola ya alcanza el green . Antes que eso, el chico de los palos tiene que animarle si viene de un hoyo malo, además de susurrarle la madera o el hierro que cree correcto. "Lo mejor es liberarse entre golpe y golpe, relajarse, dejar toda la concentración para el momento en la que es necesaria", destaca Martín-Simo.

En un mundo tan individualista como el del golf, tener a un amigo al lado no tiene precio. De momento, el objetivo es mantenerse en esa élite del Circuito Europeo en la que apenas hay 15 españoles de un total de 180 jugadores. "Quedar entre los 100 primeros a final de año sería un éxito. Y puedo ganar algún torneo" suena como un mantra en la cabeza del mejor golfista extremeño. Y en la de su caddie también, claro.