Cinco partidos sin ganar y un sólo triunfo de siete envites en Almendralejo eran muchos números que evidenciaban que algo estaba pasando en torno al Extremadura. Manuel Mosquera es un entrenador muy fiel a sus principios, pero ojo, también es un tipo inteligente que no tiene reparos en retroceder, analizar y cambiar si ve con claridad que algo no marcha bien. «He buscado con este cambio solidez desde atrás. Jesús Rueda nos ha aportado tranquilidad y manejo del balón. Esta nueva forma también nos ha aportado más superioridad en el centro del campo. Y además, jugadores como Kike o Nono han intercambiado posiciones para buscar otras presiones». La jugada le salió muy bien.

En realidad, con la defensa de cinco, Manuel buscó protegerse y cerrar la sangría de goles que venía lastrando al equipo. Esta vez, el Extremadura fue valiente, pero no a pecho descubierto. Rueda se fijó en el centro de la defensa de cinco y Borja y Pardo ejercieron de marcadores. Caballo y Ale se adueñaron de las bandas y funcionaron de puñales. Ale marcó el primer gol. Y Caballó asistió en el segundo. Bingo.

En el centro, todo igual. Rocha fue el punto de equilibrio y Zarfino el punto de locura. Y arriba, sin referencia, tres ratones con ideas maquiavélicas. Espectacular el partido de Pinchi, con una asistencia y un esfuerzo inagotable que el público reconoció con una atronadora ovación en el campo. Lo disfrutaron sus padres y su hermana, que vinieron de La Coruña para verle jugar.

Ayer también jugó un gran encuentro el público de Almendralejo que creó un ambiente celestial que necesitaban los suyos para despertar. Primero hubo mosaico azulgrana en toda la zona de la preferencia. Seguidamente, decenas de banderas azulgranas aportando colorido al rincón de las peñas. En el minuto 7, el cántico de ‘Manuel, Manuel’ cerrando filas en torno a su entrenador. Y, para acabar, la tradicional ola de aquellas tardes para no olvidar. Todo a pedir de boca.

También hubo mucho fútbol en las gradas con figuras muy conocidas de otros equipos y categorías. El más aclamado de todos, Enric Gallego, que aprovechó el parón de selecciones para bajar a ver a su ex equipo (por segunda vez esta temporada). El catalán no paró de hacerse fotografías con todos los aficionados. Sin jugar en el Extremadura, podría decirse que sigue siendo la estrella. «Estos es de locos», espetó ayer al salir del estadio. Enric no vino sólo, pues estuvo acompañado de su compañero en el Getafe, Damián Suárez.

También el partido estuvo José Callejón, jugador del Nápoles y hermano de Juanmi Callejón, jugador que está casado con una almendralejense. Una visita familiar le sirvió también para ver el fútbol. Otro jugador de Primera en el palco fue Rober Correa, pacense que está en el Eibar y que cuenta con muchos amigos en el Extremadura.

La fiesta fue redonda para todos, menos para los casi cien seguidores del Deportivo que aguantaron estoicamente en la grada la pobre imagen de su equipo en el Francisco de la Hera. Dio pena ver a un histórico en horas tan bajas. Un equipo que está desesperado.