Cuando Mick Doohan ganaba de calle, cosa que hizo, por ejemplo, en 1996 y 1998 (con ocho victorias), en 1994 (con nueve) y en 1997 (con 12, récord absoluto), nadie decía nada. Todos nos rendíamos ante su categoría. Cuando, iniciado el siglo XXI, Valentino Rossi triunfaba sumando nueve victorias (cosa que ocurrió en el 2003 y el 2004) o humillaba a sus adversarios con 11 triunfos (como hizo en el 2001, 2002 y 2005), todos elogiábamos su estilo, sus manos.

Ahora que dos chavalitos, quién sabe si los dos próximos gladiadores de MotoGP, se pasean con la categoría de aquellos y muestran su poder en las dos grandes categorías del motociclismo mundial, resulta que todo son peros. O insinuaciones. No tiene sentido devaluar las victorias y el protagonismo del mallorquín Jorge Lorenzo (20 años, Aprilia, 250cc) y del australiano Casey Stoner (21 años, Ducati, MotoGP). No se consiguen ocho triunfos de cualquier forma. Las ocho victorias de estos dos reyes han sido conquistadas a lo grande, con la fuerza de los gladiadores y la contundencia de aquellos que no temen a nadie. Ni a la muerte, porque jamás piensan en ella.

LA FIESTA DE LORENZO Cierto, ayer, a Andrea Dovizioso (Honda) se le rompió el motor de su dos y medio y Alex de Angelis (Aprilia) siguió siendo tan miedoso como siempre. Pero eso importa poco. Cuando estuvieron íntegros, Lorenzo también les derrotó. Los humilló. De ahí que el mallorquín se haya alejado, a falta de cinco carreras (125 puntos), 54 puntos de sus rivales. Acaricia, pues, su segundo título con las yemas de sus manos. Las mismas con las que ayer se disfrazó de gladiator.

¿Saben por qué? Porque Guido Meda, comentarista de Mediaset, cadena que retransmite el Mundial en Italia, le apoda el hispánico, tal vez, como reconoce el propio Lorenzo, "por mi caracter combativo, porque no me rindo nunca, porque peleo hasta la muerte". Y Lorenzo, que ya alquiló el traje de gladiador en Madrid por 600 euros para lucirlo en Mugello el pasado 3 de junio (entonces falló y acabó octavo tras un encontronazo con Alvaro Bautista), tuvo que volver a rascarse el bolsillo con 100.000 de las antiguas pesetas para darse el gustazo de lucirlo ante el público italiano. Y se vistió de gladiador para celebrar que, hace 20 años, el italiano Loris Reggiani lograba, en Misano, la primera victoria de 250cc de Aprilia, su marca, a la que pronto regalará otro título.

Idéntica medicina está suministrando Stoner a sus rivales, todos demasiado débiles, lejanos, inofensivos como para evitar que, dentro de poco, quién sabe si dentro de 15 días, en Estoril, celebre

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