Mónaco le debía una victoria y casi le birla otra. Para redondear una actuación magistral, el destino se cruzó en el camino de Daniel Ricciardo con una avería. A mitad de carrera, la unidad MGU-K de su Red Bull, que aporta 150 de los 800 caballos del coche, dejó de funcionar. Aún así, el australiano nunca dio síntomas de venirse abajo. Por detrás, Sebastian Vettel (Ferrari) y Lewis Hamilton (Mercedes) sufrían ‘grainning’ en sus ruedas tras el único ‘pit stop’. Pero, cuando el granulado de los neumáticos se fue, tampoco atacaron a Ricciardo, una especie de reverencia ante el brutal momento de forma del australiano.

Es lo que busca el australiano para 2018, mientras da vueltas a las opciones para 2019, porque su contrato en Red Bull finaliza al final de este año. «Ha ganado dos carreras en este arranque de temporada, igual que Lewis, igual que Sebastian, y esta ahí en la pomada de la lucha por el título», reflexiona Christian Horner, el jefe de Red Bull. «Él sabe que le queremos», añade.Fue como si Vettel y Hamilton le hubieran hecho un pasillo para devolverle la victoria que un error en la estrategia del equipo le birló en 2016. Se esperaba más de los dos tetracampeones. «Los neumáticos se enfriaron con el coche de seguridad virtual», se disculpó el alemán para explicar su indolencia en un momento en el que la carrera le brindó una oportunidad casa al final, con un coche de seguridad virtual tras el accidente de Charles Lecrerc.

Especialmente vergonzoso fue ver a Esteban Ocón apartarse del camino de Lewis Hamilton con su Force India por mucho que Mercedes le pague la nómina. Y , fue una carrera aburrida en la que Fernando Alonso abandonó por avería en el caja de cambios cuando iba séptimo, mientras que la estrategia condenó a Carlos Sainz a la décima plaza cuando tenía ganada la séptima.