Robson de Souza, popularmente conocido como Robinho, ha firmado recientemente por cuarta vez con el Santos, club con el que debutó en 2002 en Brasil y el cual le sirvió como trampolín para llegar tres años después al Real Madrid.

El movimiento poco parece tener que ver con lo deportivo —o por su fidelidad al escudo pese a que cobrará el salario mínimo de 230 € al mes— ya que el brasileño de 36 años fue condenado en noviembre de 2017 a nueve años de cárcel por una violación en grupo a una joven albanesa que se encontraba en estado de embriaguez. El delito se produjo en el 2013 en una conocida discoteca de Milán cuando era jugador del equipo 'rossonero'.

La resolución judicial apunta que los seis hombres “abusaron de las condiciones de inferioridad psíquica y física de la persona agredida, que había tomado sustancias alcohólicas, con el agravante de haberle dado de beber hasta que quedó inconsciente y fue incapaz de oponerse”.

Las leyes brasileñas no permiten la extraditación

Desde que se conoció la sentencia, Robinho ha seguido haciendo vida normal porque la condena aún no es definitiva y no lo será hasta que llegue al Supremo italiano. Los abogados del jugador brasileño tienen la opción de recurrir hasta tres veces la sentencia y así lo están haciendo, cosa que alargará el proceso durante años.

Con todo y eso existe el riesgo que aunque sus letrados agoten la posibilidad de recursos, Robinho no sea encarcelado. Porque pese a que Italia emita la orden de extraditación, la legislación brasileña no la permite para un ciudadano nacido en su territorio.

La única posibilidad que tendría la justicia italiana para su deportación sería, una vez la sentencia sea definitiva, emitir dicha orden a otro país y en el caso de que el jugador fuese a este, por ejemplo a jugar un partido, entonces se podría producir su arresto y entrega a las autoridades transalpinas.

¿Cumplir la pena en Brasil?

Sobre la posibilidad de que Italia pidiese que cumpla la condena en Brasil, Dorival Guimaraes, abogado del brasileño, en declaraciones realizadas en 2017 a GloboEsporte, explicó que "un crimen cometido en el extranjero sería sujeto a la justicia brasileña en casos de gravedad mayor, como genocidio, crimen contra la unión o contra el presidente”, por lo que algo con la gravedad de una violación parece no tener valor para la legislación brasileña.

En 2015, meses después de que se empezase a investigar el caso, y pese a defender su inocencia, Robinho se marchó de la entidad de Milán con rumbo a China y posteriormente a Brasil, donde conoció la resolución del fallo, y Turquía para evitar su arresto.

Investigado en 2009

Cuando jugaba en el Manchester City ya fue investigado por otra presunta violación en un 'pub' de Leeds. Esa vez, sin embargo, tras ser interrogado por la policía de West Yorkshire, fue puesto en libertad bajo fianza y negó públicamente las acusaciones.