Otra vez la FIA, de nuevo la mano negra del dinero que quiere un Mundial igualado, más audiencias, incluso a costa de adulterar el resultado. La temporada pasada consintieron toda clase de tropelías al joven, brillante y novato Lewis Hamilton para que disputara hasta el final el título a Fernando Alonso, el ganador moral del título. Esa misma mano que cuelga del brazo de Bernie Ecclestone le arrebató ayer un triunfo épico y emborronó un duelo maravilloso, espectacular, entre el inglés y Kimi Raikkonen. Y de la peor manera, tras acabar la carrera, castigándole con 25 segundos de penalización por "tomar ventaja cortando la chicane", una maniobra que nunca existió. McLaren apeló y veremos cuándo deciden.

De esa manera despojaron a Hamilton de un genial triunfo tras batallar con Raikkonen un gran premio entero que se decidió en dos maravillosas vueltas finales bajo la lluvia. La decisión de los comisarios alteró el orden de un podio en el que el británico pasó de primero a tercero y Felipe Massa, de segundo a primero. Nick Heidfeld acompañó a ambos en un cajón del que Fernando Alonso se bajó con otra decisión errónea tomada junto con su equipo, pero que no empaña su mejor actuación del año y el mérito de superar a coches mucho mejores.

Los comisarios arrebataron a Hamilton un triunfo merecido, otro glorioso día que sumar a sus victorias bajo la lluvia en Mónaco o Silverstone. En Bélgica le esperaba el tercero, el más reconocido, porque no hay jueces tan severos, tan crueles, tan justos como el agua y Spa. Dejó de llover media hora antes de la salida y todos los pilotos optaron por neumáticos de seco. El asfalto se iba a secar, pero las dos o tres primeras vueltas iban a resultar temibles para todos, una ocasión inmejorable para ver a los mejores. Y afloraron los campeones. Alonso ganó dos posiciones --de sexto a cuarto-- y Kimi, otras dos. Adelantó a su compañero Massa y presionó a Hamilton. El finlandés había vuelto. Unas carreras decepcionantes entre errores y averías, y una mala crono espolearon su escondido orgullo. De su frío carácter rescató al ganador de las tres últimas carreras en Spa.

TROMPO DE LEWIS Bajo la amenaza de Kimi apareció un eco de los errores del pasado en la cabeza de Lewis. Un trompo en la cerrada curva de Les Sources permitió al finlandés adelantarle en Les Combes, tras 21 segundos de aceleración continua que incluyen un paso a fondo --sí, sí, a fondo incluso con asfalto mojado-- por la montaña rusa de Eau Rouge.

Comenzó el duelo entre los dos aspirantes al título, con el tercer candidato, Felipe Massa, a no más de tres o cuatro segundos esperando recoger los trozos de la batalla. Con un coche infinitamente peor, Fernando Alonso se instaló en la cuarta posición tras rebasar a Heidfeld y Kovalainen en la arrancada, y a Sebastian Burdais, en Les Combes.

Raikkonen y Hamilton se marcaron cuerpo a cuerpo, incluso en las estrategias. Lo dejaron todo para el final bajo la previsión de lluvia, para un intercambio de golpes al estilo de los púgiles mexicanos: que gane el que quede en pie. "Tenía a Kimi delante, pero yo no era más rápido. Así que quería que lloviera", reveló Hamilton. Ciegos, absortos, extasiados en su pelea, entraron en las tres ultimas vueltas cuando la lluvia comenzó a caer. Y apostaron por jugársela con los neumáticos lisos, a la brava. Si tú no cambias, yo tampoco. Y, cómo no, llegaron los golpes.

Todos en una vuelta para hacer más grande cada rincón de Spa. Hamilton adelantó a Raikkonen en Las Sources --la primera curva--, el finlandés intentó rebasar al inglés en Les Combes. No lo logró, pero el piloto de McLaren se salió en la bajada hacia Pouhon por la hierba y Kimi recuperó el liderato. Duró poco, dos curvas. Iceman hizo un trompo en Stavelot y Hamilton se fue a la hierba para evitar a dos doblados, pero el inglés salió por delante y, en su intento de recuperar terreno, el Ferrari se estrelló contra las protecciones.

VALIENTE KIMI "Solo me servía ganar", desveló Kimi, que arriesgó porque lo necesitaba. Tan brutal resultó la batalla, que Massa, también con neumáticos de seco y sin ningún error, no recuperó ni un solo segundo sobre Hamilton tras una vuelta tan maravillosamente accidentada.

Qué pena de decisión. La de castigar a Hamilton por tomar ventaja en la chicane, ¿pero qué ventaja? Cruzó la chicane, sí, con la pista encharcada, no lo olviden, pero a mitad de la recta de meta Raikkonen iba por delante, un coche entero por delante. ¿Dónde está la ventaja?