Roy Steve Kruiswijk, nacido el 8 de enero de 1976 en Kelowna, en la Columbia Británica, al oeste de Canadá, es uno de los tipos más peculiarios del animado vestuario del Plasencia Galco. Lo es por su físico --con grandes espaldas y una larga cabellera rubia que contiene con una cinta-- y por su personalidad. Es tranquilo, afable y mantiene una estupenda relación con todo el que le rodea. Nada que ver con su personaje en la cancha: un rocoso pívot que se pega --literalmente-- con el primer rival que se ponga por delante. Todo sea porque su equipo gane, lo que de momento está consiguiendo.

LA FURGONETA Llega a los entrenamientos con su peculiar furgoneta azul, que ya es muy conocida en la ciudad. Y es un hombre de pocas de pocas palabras, aunque sí que maneja bastante bien el castellano, con un léxico sumamente variado.

Es ya su cuarta temporada en España, adonde llegó para jugar en la LEB con el Abeconsa Ferrol. Después bajó un nivel, a la LEB-2, con el Calpe, una categoría en la que se mantuvo la temporada pasada en la isla de La Palma. En verano desembarcó en Plasencia para hacerse con el puesto de center titular. Conoce pues muy distintos puntos cardinales de un país que dice que le encanta. "Llevo los diez últimos fuera de mi país y estos últimos están siendo los mejores. Me encanta sobre todo la variedad de la cocina de aquí", afirmó.

Posee el pasaporte holandés tras jugar varios años jugando en los Países Bajos, lo que ha le ha facilitado encontrar trabajo. A los 14 años salió de la vida rural canadiense para hacer deporte. Le gusta escuchar reggae y rock and roll.

Es además un amante de la naturaleza y le gustan ciudades pequeñas como Plasencia. "Me siento muy querido aquí. La gente está apoyándonos muchísimo y está siendo el sexto jugador", resume Kruiswijk.

Considera a la LEB "muy igualada, en la que cualquiera puede ganar" y cree que el Plasencia "estará arriba al final de temporada".