Apenas 43 minutos después de que el árbitro de la contienda decretara el final del encuentro, el Extremadura anunciaba lo que era la crónica de una muerte anunciada: Rodri, cesado como entrenador. La destitución no sorprende si uno mira al bagaje de resultados y sólo ve una victoria en los últimos once encuentros más siete jornadas consecutivas nadando en puestos de descenso. Y, sobre todo, no sorprende por la condena popular que el pueblo había dictaminado ya sobre el técnico catalán, cuya figura había estado durante los últimos quince días entre la espada y la pared.

Sabía el propio Rodri que una derrota en el Martínez Valero le costaría el puesto. Aunque había dicho previamente que no se sentía cuestionado, lo cierto es que la afición lo tenía casi sentenciado. Sólo faltaba un mal resultado en Elche para desencadenar los acontecimientos. Y así se produjo.

El fútbol, ese deporte donde las emociones corren a una velocidad vertiginosa. Había aterrizado Rodri en Almendralejo con la suerte de su mano. Una victoria en Reus y otra de prestigio ante el Málaga habían cambiado la sonrisa a un Extremadura casi en depresión tras la marcha de Juan Sabas. Los dos empates consecutivos lejos de casa en Tenerife y Almería habían dejado buen sabor de boca, pero el varapalo de la derrota ante el Nástic de Tarragona fue el primero de sus agujeros negros durante su periplo en Almendralejo. La derrota en La Romareda para acabar el año empezó a dejar dudas. La afición criticó sus planteamientos defensivos, pero el triunfo por 3-0 ante el Alcorcón el día de Reyes hizo olvidar cualquier rencilla del pasado. Desde entonces, seis partidos sin ganar. El empate en Lugo con la despedida de Enric Gallego, la amarga derrota ante el Oviedo, el empate en Granada con un hombre más, el varapalo ante el Sporting y, sorbe todo, el empate en el Francisco de la Hera ante un rival directo como el Rayo Majadahonda con mucho debate en los cambios habían decapitado el crédito de Rodri en el banco. El club, sin embargo, le dio una semana más de confianza, pero el bochornoso partido de ayer terminó de colmar la paciencia de todos: club y afición.

El Extremadura tendrá que buscar ahora un tercer entrenador que trate de obrar otro milagro a los que ya están acostumbrados los azulgranas. La directiva se pondrá hoy mismo manos a la obra para que el técnico pueda estar antes del martes ya en Almendralejo. No hay quinielas en el horizonte porque en el club no esperaban este cambio a una dinámica negativa tan radical, aunque los ofrecimientos empezarán a multiplicars en las próximas horas. Anoche ya sonaba en Onda Cero el nombre de Gerard López, ex del Barcelona B. Hay mucha parte de la afición que se pregunta por si sería posible otra vuelta de Sabas a Almendralejo, aunque parece mucho más complicada esta situación que la vez anterior por el desgaste entre ambas partes.

Señalados

Pero la culpabilidad de la mala dinámica de marcadores del Extremadura no recae sólo en los planteamientos de Rodri, también apunta a otras dos direcciones. Por un lado, a la deportiva, donde López Ramos es otro de los señalados. La afición entiende que el Extremadura no ha terminado de reforzarse bien en el mercado invernal, pese a la venta casi millonaria de Enric al Huesca.

La otra dirección de las críticas apuntan a los jugadores, a los que el respetable les pide un plus más de competitividad. Y no falta razón. En Elche, el partido dejó muchas dudas en el Extremadura. Y no todas sobre el banquillo.