Fernando Roig, presidente del Villarreal, reconocía ayer a Efe que era una de las personas "más felices del mundo" tras la clasificación de su equipo para la semifinales de la Liga de Campeones, aunque aseguró que le cuesta mucho imaginarse lo que se debe sentir cuando lanzan el confeti y entregan la copa de campeón de la prestigiosa competición continental.

"Ahora hay que jugar unas semifinales sin renunciar a nada, aunque si ya me emociona y me cuesta aguantar las lágrimas cuando escuchas el himno de la Champions, no sé lo que puede pasar en una final y todavía me cuesta más imaginarme lo que se debe sentir cuando lanzan el confeti y ves la copa", explicó.

El máximo dirigente del Villareral quiso agradecer las numerosas e innumerables muestras de apoyo que han recibido no sólo ayer sino durante las últimas semanas "por todo lo que hemos hecho".

"Cada día noto más que fuera de Vila-real y de nuestra provincia la gente está con el Villarreal y valora y mucho todo lo que hemos logrado", señaló.

INCOMPRENSIBLE "Lo que hemos logrado tardaremos en asimilarlo. Soy consciente de que hemos conseguido algo muy grande pero hay momentos en los que se hace difícil entenderlo. Anoche fue inolvidable, llegué a casa extenuado y aunque pude dormir fueron muchas las veces que me desperté y siempre me venía a la cabeza lo mismo", señaló el empresario.

Tras eliminar al Inter de Milán en los cuartos de final, el presidente del club castellonense comentó que lo que más le impresionó fue el convencimiento que existía en que se podía conseguir la clasificación para las semifinales de la Champions .

"Lo que más me enorgullece es que la gente creía que podíamos pasar, que lo podíamos hacer. Desde el principio se veías en la cara la ilusión de todo el mundo de que éramos capaces de llegar a las semifinales. Hoy van a quedar cuatro equipos que pueden ganar la Liga de Campeones y uno de ellos somos nosotros", recalcó.