El Mérida llega desde una situación privilegiada, en los más alto de la clasificación y por primero vez disfrutando del liderato en solitario, a su particular Tourmalet, donde será su campo, el estadio Romano, será el encargado de dictar sentencia. El motivo es que por allí, en el próximo mes y medio, pasarán de forma consecutiva Moralo, UP Plasencia, Cacereño y Coria, es decir, los cuatro equipos que le siguen en la clasificación. En ese tiempo, a domicilio, los emeritenses visitarán tres campos de césped artificial, los de Valdivia, Azuaga y Montijo, una superficie a la que los pupilos de Santi Amaro están sabiendo adaptarse muy bien.

Solo un sufrido los romanos un varapalo en hierba sinténtica. Fue en Navalmoral de la Mata en un partido que perdió 4-1 pero que supuso un punto de inflexión. Para empezar, ese día fue el último que Amaro utilizó el doble pivote de inicio y en el retrasó de manera definitiva la posición de Javi Chino al eje de la zaga, donde está dando un mejor resultado que en el centro del campo.

En segundo lugar, Rubén Andrés, director deportivo del club, ha reconocido en más de una ocasión que ese partido le sirvió para saber qué posiciones había que reforzar para hacer un equipo mucho más competitivo, principalmente en posiciones ofensivas. Cabe recordar que ya no están en la plantilla romana ninguno de los cuatro delanteros que estaban en el plantel en aquella fecha.

Casi una vuelta sin perder

Y por último, y en el aspecto meramente resultadista, no ha vuelto a perder partido alguno desde entonces. Pero eso no hace bajar la guardia. Todo lo contrario, Santi Amaro se mantiene muy alerta y trabaja para que la plantilla esté igual. «Está todo tan ajustado que cualquier rival te puede complicar, en dos semanas malas cambia todo, solo miramos el próximo partido». Y ese es ante un Moralo que llega tocado tras dos derrotas seguidas (la última con polémica contra el Coria) y que en el Romano tendrá la oportunidad de reengancharse a la lucha por el liderato (está cinco puntos por detrás del Mérida).

Con un ojo en ese partido estará el Cacereño, que tiene ante sí dos encuentros seguidos en su campo para tratar de recuperar el primer puesto, aunque no depende de sí mismo. El primero, este domingo, el Azuaga, y después un Olivenza que lucha por su supervivencia, lo que le convierte en especialmente peligroso. Lo sabe el CPC, que ante el Arroyo dejó escapar dos puntos que aún escuecen en la casa verde. «Cada vez que pierdo es un drama. ¿Empatar? Medio drama», dijo Adolfo Muñoz tras el 0-0 en el campo de la UP Plasencia, «pero lo que es un toque de atención fue el empate contra el Arroyo en casa», añadió. Ahí fue donde el CPC empezó a perder el primer puesto, refrendado después con las derrotas en Navalmoral («donde sí competimos y el resultado pudo ser otro») y la última igualada sobre el patatal placentino, «un empate que entra dentro de lo previsible».

El margen de error se le termina al Cacereño y así lo ve su técnico. «Cada vez hay menos margen, pero más ansiedad, más ganas de quedar primero. El futbolista tiene que asimilar todo esto. No es una cuestión de correr y darle muy bien al balón, el fútbol se juega con los pies, pero pasa por la cabeza», relató Adolfo, para quien sabe aguantar la presión será clave. Tras los dos partidos en casa, el equipo verde viajará a Montijo, la ¿calma? antes de la tempestad, pues después recibirá al Coria -ante quien encajó la primera derrota de la tempoada- y visitará al Mérida, en un duelo que puede ser vital en la lucha por el primer puesto.

Mientras, el Moralo, que hasta hace dos semanas era el equipo más en forma (sumaba nueve victorias seguidas), necesita reencontrarse para mantenerse en la pelea por el primer puesto por un lado y que no peligre su plaza de play off por otro. Así está bien asentado, con nueve puntos de ventaja sobre el quinto, la misma que tenía la temporada pasada y que al final se esfumó para al final quedarse sin el premio de la fase de ascenso a Segunda División B.