Su Rayo era una obra de autor. Admirada por la escasez de recursos que no impedía, sin embargo, disfrutar de un fútbol atractivo y cautivador. El Rayo, un equipo de barrio, desprendía un aroma de club grande, con una identidad definida y, sobre todo, un juego valiente y osado. A veces, rozaba en la temeridad. Pero eso no desanimaba a Paco Jémez, rudo central en su época de jugador, convertido ahora en técnico romántico, que premia el mimo a la pelota, por encima de cualquier otra consideración táctica. Pero su aventura en Vallecas terminó de mala manera con el Rayo en Segunda División y él, tras manejar varias ofertas, iniciando un nuevo proyecto en Granada.

A sus 46 años, Jémez está sentando las bases de su nueva aventura granadina. Pero si le llama la selección es capaz de dejarlo todo, autorizado como está por una cláusula de escape que incluyó en el contrato que acaba de firmar con el club andaluz. Quizá sea uno de los preferidos de la afición española.