El presidente de la Federación Española de Baloncesto, el extremeño José Luis Sáez, se enorgullecía en plena Final a Cuatro, disputada en Cáceres, del éxito de la reestructuración de las competiciones de los últimos años, insistiendo en la competitividad de las LEB (Oro, Plata y Bronce) y la EBA.

Sin embargo, obviaba que, cada año hay más problemas. Cada temporada por estas fechas el debate se centra en la propia supervivencia de los clubs, en la compra de plazas y en todo lo que ello genera. Este será especialmente movido en sentido negativo, con muchos clubs que ni siquiera podrán salir. También aquí está incidiendo la crisis.

También como todos los años, los extremeños son protagonistas. Y en éste, el Cáceres ha logrado los derechos del Palma, en la LEB Oro, y el día 9 verá confirmada su apuesta. En el lado amargo, el baloncesto pacense: tenía opciones de estar en la LEB Plata y ni siquiera saldrá en EBA, además de estar pendientes ahora de lo que ocurra con el Femenino Badajoz en Liga Femenina 2.

La nómina es especialmente larga: en la LEB Oro, han desaparecido el Cantabria y el Huelva y el Inca se ha fusionado con el Muro. La Palma y Axarquía también se han inscrito para cubrir vacantes. En Plata, con el Plasencia, no estarán ya tres históricos: Gijón, Almería y Huesca, así como tampoco el ascendido Jerez. En Bronce, han renunciado el Santa Pola y el Valls y los dos equipos cordobeses se han fusionado en uno, que saldrá en la LEB Plata. Todo un rompecabezas baloncestístico.