Hace dos semanas nos volvíamos de Haro con el zurrón vacío de medallas. La selección extremeña de campo a través no consiguió subir al podio. Alguno podría pensar que el atletismo estaba de capa caída pero siempre hay que ver las cosas con un poco de distancia.

Ayer en la columna de José María Ortiz echaba flores al atletismo por ser el deporte de más éxitos en la región. Hay mucho trabajo detrás y de los que no llegan a cuajar como tales, más aún si surgen desde la base, desde la promoción. Por eso quiero destacar este fin de semana que podría pasar a la historia del atletismo extremeño, si alguien la escribiera, como un hito para nuestro deporte que cada día demuestra que rompe moldes y se reinventa más allá de las disciplinas más tradicionales.

En París hemos disfrutado de una doble participación extremeña en una cita continental en pista cubierta, Sonia Bejarano, cacereña, y Javi Alves, de Valencia de Alcántara. Ambos disputaron los 3.000m.

Pero también el domingo en Alemania, en Hamburgo, en la Copa de Europa de lanzamientos, tres atletas extremeños, tres lanzadores de martillo, Javier Cienfuegos, María Barbaño y Javier Carretero, montijanos los tres, compitiendo con lo mejores de Europa en su prueba.

Y En Benicasim (Castellón) consiguiendo medallas nacionales en la disciplina de la marcha con Alvaro Martín Uriol y la participación de varios marchadores, algo inédito cuando recuerdo que para los campeonatos por federaciones se las veían y deseaban desde la federación extremeña por encontrar a alguien.

El deporte rompe moldes y esquemas. Extremadura, tradicionalmente nicho de fondistas, ahora también alienta lanzadores, marchadores, velocistas..., y esto no es más que un reflejo de la sociedad.