REAL VALLADOLID: Alberto; Pedro López, Rafa, García Calvo, Marcos; Sisi (Víctor, min. 72), Alvaro Rubio, Vivar Dorado, Sesma; Kome (Oscar, min. 80) y Llorente (Ogbeche, min. 62).

BARCELONA: Víctor Valdés, Puyol, Márquez (Zambrotta, min. 60), Milito, Silvinho; Xavi, Touré (Gudjohnsen, min. 70) Iniesta; Messi, Ronaldinho y Bojan (Giovani, min. 74).

GOLES: 1-0: Min. 15, Llorente. 1-1: Min. 41, Ronaldinho.

ARBITRO: Velasco Carballo (Comité Madrileño). Amonestó a los jugadores locales Llorente y Pedro López.

INCIDENCIAS: Décima jornada.

Valladolid y Barça firmaron tablas en un partido en el que pudo pasar cualquier cosa, pero pasó que los de Mendilibar no acertaron a rentabilizaron un partido brillante y que Ronaldinho decidió que ayer era el día para despertar de su letargo al equilibrar, en una buena jugada individual, el gol inicial de Llorente (1-1).

Una jugada de Jonathan Sesma permitió a Joseba Llorente batir a Víctor Valdés, tras rechace inicial de éste (minuto 15).

En la teórica batalla del ardor contra la calidad se había impuesto, con este gol, un Valladolid siempre vertical, rápido y valiente que halló, a partir de ese momento, la llave para intentar dañar a su rival; el contragolpe.

SIN MORDIENTE Tocaba y tocaba el Barça, como es habitual, pero sin emerger con claridad hacia el área contraria. El Valladolid, mientras tanto, se sentía como pez en el agua y parecía crecer con el paso de los minutos. Sin problemas atrás, sin zozobra siquiera, era el partido soñado por los locales.

Y es que entre Pedro López y Sisi controlaban con solvencia a un Ronaldinho inicialmente errático, claramente más lento que en sus mejores días.

Estaba empezando a perder la paciencia el Barça cuando Ronaldinho, que no había hecho nada hasta entonces, decidió desperezarse. El de Porto Alegre, que ha vivido esta temporada del balón parado, apareció ayer para marcar el empate en una buena jugada individual, tras pase interior de Xavi.

Era el momento justo, minuto 41, cuando peor estaba su equipo, que empezaba a enredarse en la presión del Valladolid, y era también el instante más cruel para un animoso rival, que ya se veía ganador al descanso.

En la reanudación, de salida, el Valladolid quiso poner el partido en el mismo punto que le había beneficiado en la primera entrega del choque, es decir; presión y contundencia defensiva pero en esas, apareció Bojan, que va para jugador grande. En una jugada descarada (min. 57), disparó desde lejos y el balón se estrelló en el poste. Dos minutos antes, había hecho lo mismo y el esférico se marchó a un metro del larguero.

Al Valladolid le faltó algo de criterio, el Barcelona empezó a pisar el acelerador y el equipo de Mendilibar sufrió atrás. Ronaldinho decidió que era el día para despertar de su letargo y los locales no daban abasto para tapar agujeros. Sin embargo, el marcador no se movió.