Le Mans, que respira gasolina, huele a goma quemada y sabe a laurel, añadió ayer una muesca más a su historial inigualable. Tres tipos la mar de originales, tres campeones de distintas generaciones, tres pilotos que han marcado, marcan y marcarán historia, se juntaron para convertir el plúmbeo Gran Premio de Francia en una carrera para recordar.

Valentino Rossi (Yamaha), el Doctor de 29 años que ha gobernado con mano de hierro el Mundial durante la última década, logró empatar ayer, tras otra de sus exhibiciones, la marca de 90 victorias del mítico Angel Nieto, de 61 años, el 12+1 con quien comparte vacaciones en Ibiza.

Y todo eso lo hizo escoltado por Jorge Lorenzo (Yamaha), de 21 años, el nuevo portento del motociclismo mundial que, partiendo desde la segunda fila, acabó pegadito a él, con los tobillos como puños tras convertir en cenizas la diferencia que Dani Pedrosa (Honda) tenía en la carrera (el sábado logró una pole position portentosa que presagiaba un triunfo) y en el Mundial al pasar de líder a tercero de la clasificación.

EL REGRESO DEL MITO Rossi, que no lideraba el Mundial desde Jerez 2007 y que no ganaba dos carreras seguidas desde el 2006, dominó la prueba desde el principio superando a Casey Stoner (Ducati), que acabaría rompiendo y cambiando de Desmosedici, y a Pedrosa, que sería víctima de un neumático delantero defectuoso. Mientras Rossi emprendía la huida en busca de su amigo Anguel (tal como suena el nombre del campeonísimo en boca del italiano), Lorenzo protagonizaba una remontada memorable: en la primera vuelta era 11º y, en la última, segundo tras fulminar, en la vuelta 19, a Colin Edwards (Yamaha), Casey Stoner y Dani Pedrosa, al mismo tiempo.

TODO PREPARADO Cuentan que Rossi llevaba mucho tiempo planeando esta fiesta. Es más, hay quien asegura que, el pasado año, tras ganar en Estoril y sumar 88 victorias, le dijo a Nieto que se preparase: "Subirás al podio conmigo, vamos a hacer algo grande". Y Angel empezó a temblar.

Hace unos días, cuando Rossi triunfó en Shanghái, fue en busca del español y le dijo: "Los miembros de mi club de fans se pondrán en contacto contigo: te voy a hacer un mono negro y pilotarás mi Yamaha en la vuelta de honor". Nieto le dijo que "¡ni hablar!". Pero ya era tarde. La celebración estaba en marcha. El 12+1 solo tenía que poner el casco alado y encargar una pancarta de agradecimiento, que lució ayer orgulloso: Valentino, la moto te quiere.

"No tenía más remedio que ganar en Le Mans", dijo Rossi. Tenía razón. Hace 23 años, en 1985, Nieto logró, en Le Mans, su última victoria, la misma que Rossi igualó ayer, la 90. Y lo hizo con una Derbi, la marca que hizo subir ayer al podio el francés Mike di Meglio (125cc) antes de que Alex Debón (Aprilia), otro veterano de 32 años, ganase su primera carrera mundialistas después de 10 años (debutó en el Jarama en 1998) y con 112 grandes premios a sus espaldas.

"Soy el hombre más feliz del mundo, mucho más que Valentino", contó Nieto, que paseó a Rossi en la vuelta de honor (alguien dijo que eso estaba prohibido ¡y qué!), mientras el italiano, sentado en el colín de su Yamaha y con una bandera con la inscripción 90+90, señalaba el casco alado de su amigo como diciendo: "El sí que es grande".

Alguien dijo que Rossi se equivocaba cambiando de Michelin a Bridgestone. Alguien dijo que Lorenzo hacía mal en fichar por Yamaha tras un año horrible, pero ayer tres Yamaha (Rossi, Lorenzo y Edwards) acapararon el podio, lo que no ocurría desde Alemania 2001. "Llevaba las alas de Angel", dijo el mallorquín, visiblemente satisfecho.