El italiano Valentino Rossi consiguió en 2004 algo por lo que muy pocos apostaban, ganar a la primera el título mundial de MotoGP después de haber cambiado de marca de motos, lo mismo que el español Daniel Pedrosa, quien en su primera incursión en la categoría de 250cc dio una auténtica lección de pilotaje a todos sus rivales.

HEROE Sin apenas poder realizar entrenamientos previos a la temporada, debido a la prohibición de Honda de subirse a ninguna otra moto antes de que cumpliese su contrato al final del año 2003, El Doctor apenas tuvo sesenta días para adaptarse a la nueva forma de pilotaje de su Yamaha YZR M 1, pero el trabajo realizado, corto e intenso, comenzó a dar sus frutos casi de inmediato.

Extenuado pero satisfecho, Rossi ganó el primer gran premio de la temporada, en Suráfrica, después de dominar absolutamente todos los entrenamientos y eso no fue sino una premonición de lo que estaba por llegar. Sólo dos errores cometió Rossi a lo largo del año. El resto de su temporada se puede considerar verdaderamente espectacular pues ganó exactamente los mismos grandes premios que en la anterior campaña con la todopoderosa Honda RC 211 V, en total nueve; estuvo dos veces más en el podio con sendos segundos y sumó tres terceros, lo que le proclamó campeón matemáticamente en Australia a pesar de los esfuerzos de su único rival en la lucha por el título, Sete Gibernau, subcampeón al final. Igual de espectacular resultó el inicio de Pedrosa (Movistar Honda). Sumó un total de siete victorias a lo largo de todo el año y salvo el error que le hizo rodar por los suelos bajo la lluvia de Jerez, en el Gran Premio de España, acabó todas las carreras, menos Portugal y Australia, encima del podio.

Toni Elías (Honda) y Fonsi González Nieto estuvieron por debajo de lo esperado en la misma categoría, mientras que en 125cc, otro joven, esta vez de origen italiano, Andrea Dovizioso (Honda), se erigió por derecho propio en el campeón, aunque Héctor Barberá (Aprilia) y el italiano Roberto Locatelli (Aprilia) le plantaron cara.