Yo me despierto cada día pensando en un día así, sueño cada noche con un fin de semana así, dijo Maverick Viñales (Yamaha), con los ojos abiertos como si pretendiese atrapar la pelota de partido que Marc Márquez (Honda) aprovechará, ya verán, este domingo (09.00 horas, DAZN) en el Gran Premio de Tailandia, que se celebrará en el horno insoportable de Buriram, donde se presenta con 98 puntos de ventaja sobre el italiano Andrea Dovizioso (Ducati), el único piloto que puede amargarle la temporada y, al que si derrota, volverá a proclamarse, por sexta vez en siete años, campeón del mundo de MotoGP.

Ese mismo deseo, ese mismo cosquilleo, esa misma admiración y ese mismo punto de envidia (siempre bien intencionada, sana) que ha expresado hoy, graciosamente, MVK, lo apuntaron, con todo lujo de detalles e idéntica devoción, todos sus adversarios, todos sus compañeros de parrilla. Y más, mucho más, Valentino Rossi (Yamaha), su gran enemigo, al que no le dolieron prendas ni se le cayeron las alhajas para reconocer que Márquez había sido y es el mejor de la temporada. Rossi dijo, sí, ante decenas y decenas de periodistas, que el domingo (si gana) le felicitará. Sííííííííííííííí, por supuesto, dijo alargando la afirmación.

La platea se quedó patidifusa. Y no porque no lo mereciera Márquez, no, sino porque el Doctor, que ya ha anunciado que, en el 2020, tendrá un nuevo jefe de mecánicos, el catalán David Múñoz, no se prodiga, ni en este ni en ningún tipo de elogios, hacia sus rivales, casi enemigos. Creo que esta temporada de Marc es mejor que la del 2014, cuando ganó 13 carreras, empezó diciendo Rossi. Es casi tan joven y tiene mucha más experiencia. Sabe cuándo debe apretar y cuando no. Ha sido capaz de marcar la diferencia en cada gran premio, incluso en aquellos que la moto no estaba bien, como en Austin, cuando se cayó. Está haciendo la temporada perfecta y, si no es así, se le acerca mucho.

MENOS TENSIÓN QUE OTRAS VECES

Márquez, temiendo la lluvia de elogios que le iban a llover el jueves en que se ponía en marcha su primer match ball hacia su octava corona mundial, señaló que piensa correr como siempre: el viernes empiezo queriendo ganar, el sábado busco la primera fila y el domingo saldré a por la victoria y, si lo veo complicado, podio. Aseguró que está muy tranquilo. Si fallo, tendré más ocasiones. No digo que no esté tensionado, digo que el chute de adrenalina que tuve cuando, en el 2013, crucé la meta en Valencia y gané el primer título de MotoGP, no es comparable a nada. Pero, también digo que la tensión vivida en los días previos a aquel título de Valencia, no se la deseo a nadie.

Seamos sinceros, Marc es quien marca la diferencia aquí, en MotoGP. En el campeonato más profesional, más tecnológico, con los mejores pilotos, con auténticos campeones en la pista, con las mejores fábricas, Marc va a ganar con cuatro grandes premios de antelación: lo siento es tremendo, dijo el catalán Aleix Espargaró, que cree que Marc no tiene más velocidad que en aquel brutal 2014, pero sí más consistencia, cabeza, experiencia y regularidad. Y, además, que lo sepáis: hay Marc para años. ¿Por qué?, porque tiene la misma relación con su equipo que yo con mi mujer y eso te da muchísima estabilidad y eso es buenísimo.

LA RENDICIÓN DE DOVI

El mayor de los Espargaró recordó a los presentes en el trazado de Buriram que Marc está haciendo un campeonato tan bestia que sus dos compañeros de marca, aquellos que lleva la misma moto, no pelean nunca por la victoria, quedando a años luz de él. Insisto, es Marc quien marca aquí la diferencia.

Lo mismo piensa Dovi, que es el único que le hace sombra. Marc dio un paso brutal, un salto, un clic tremendo en Barcelona y, a partir de ahí, ya empezó a decidir el título y, desde entonces, no ha habido nada que hacer. Su compenetración con la Honda es brutal y ahí están sus resultados: o gana o es segundo.

Jorge Lorenzo, compañero de equipo de Márquez, también reconoció, en la línea de Viñales, que le encantaría volver a tener las sensaciones que tuvo el fin de semana de cualquiera de sus cinco títulos mundiales. Son días y noches únicas, pero no es fácil, no, repetir eso. Yo creo que para Marc éste será un fin de semana bastante normal: lo tiene ganado, tiene mucha ventaja, más oportunidades, ha dominado todas las carreras, no es el primer título sino el octavo!, tiene mucha más experiencia, mide muy bien la estrategia de carrera y, desde luego, se lo merece. Yo creo que tiene muchos números de proclamarse, de nuevo, campeón, el domingo.

ALZAMORA, EL MÁS FELIZ

Le preguntamos a Márquez si conocía algo de la celebración que su club de fans tiene preparada para cuando se proclame campeón el domingo y si sabía cuál era el lema de la camiseta del octavo título. Ni lo sé, ni lo quiero saber y todos ellos saben que no debo saberlo. Eso sí, he visto más gente de la normal del equipo dando vueltas por aquí. Algo traman, algo habrán traído, pero esto aún no está ganado.

Este chaval solo hace que repartir alegrías y éxitos, haciendo muy feliz a los aficionados, pero a mí, algún día, se me parará el corazón, me dice Emilio Alzamora, manager y gran impulsor de la brillantísima carrera de Márquez, mientras se escapa en el scooter, llevando a su espalda al gran Àlex Márquez, otro que tal, otro que persigue su segundo título mundial, el de Moto2. Y ello está. Huele a doblete Márquez Alentá, como en el 2014.