Aunque a primera vista puede parecer tímido, Rubén Rivera Sánchez (Talavera de la Reina, 20 de febrero del 1986) esconde a un joven de 27 años hablador y que conserva toda la ilusión por seguir jugando al fútbol. Y ello a pesar de los palos que ha recibido en su ya larga carrera. Y no palos deportivos, que también. Esos los asume, forman parte del fútbol, del deporte, donde para que haya un ganador tiene que haber otro que pierda. Los peores palos son fuera del campo, en los despachos, en los largos meses sin cobrar y en todas las dificultades que ello conlleva.

"Si no conservara la ilusión por seguir jugando al fútbol no estaría aquí, estaría en mi casa, con mi familia", dice el jugador, que en dos jornadas ha marcado tres goles (uno al Villanovense y dos al Betis B), los mismos que en toda la temporada pasada en el Roquetas. "Y aún quedan once partidos", avisa.

Humilde, discreto, ha sabido esperar su oportunidad en el Cacereño con paciencia, donde empezó siendo titular, aunque unas inoportunas molestias en la rodilla le tuvieron fuera durante cinco jornadas. Después casi tuvo que volver a empezar de cero y ganarse el puesto otra vez poco a poco. Se hizo con él a finales de enero y ya no lo suelta. "Aún me molesta un poco la rodilla --confiesa--, pero ya puedo jugar como me gusta". Y el Cacereño lo agradece.

Sin antecedentes futbolísticos en la familia, Rubén Rivera explica que tiene que agradecer a uno de sus tíos toda la dedicación y el esfuerzo para que pudiera jugar al fútbol. "Gracias a él estoy aquí hoy, porque el trabajo de mis padres les impedía en muchas ocasiones llevarme a los entrenamientos y a los partidos".

Del Atlético al Cacereño

De su paso por los juveniles del Atlético de Madrid guarda un buen recuerdo y la sensación de que solo hace falta "un poquito" de fortuna para llegar más arriba. "Solo hay que tener la suerte de que alguien te de la oportunidad; he tenido compañeros que estaban en el banquillo cuando yo jugaba y ellos han acabado llegando más arriba porque alguien en algún momento les dio esa oportunidad", cuenta.

Torpedo, Talavera, Betis B (su víctima el domingo), Cultural Leonesa, Roquetas y Poli Ejido fueron sus escalas entre el conjunto colchonero y el Cacereño. En todos ha ofrecido mucho trabajo, su verticalidad y su gran velocidad. Juega de extremo derecho, pero también lo ha hecho en el lado izquierdo cuando así lo han requerido las circunstancias. Se autodefine como uno de los "últimos jugadores del estilo de Jesús Navas ".

Máxima ambición

Del partido del domingo ante el Betis B reconoce que fue "bonito", pero a pesar de lo abultado que pueda parecer el resultado final, 0-3, "sufrimos mucho". "No nos lo pusieron fácil, pero por suerte nosotros nos adelantamos pronto en el marcador Checa marcó en el minuto 4". Con su primer tanto en el inicio de la segunda parte el partido parecía sentenciado, pero el recuerdo de San Fernando estaba muy cercano (les remontaron un 0-2 en 15 minutos) y no querían volver a pasar por eso.

Ahora solo mira para arriba. "Yo siempre he creído que tenemos equipo para estar ahí arriba y el domingo podemos demostrarlo, pero cuidado, que será un partido muy complicado. El Ucam es un equipo muy veterano que se juega la vida", avisa.