El presidente del Bayern de Múnich, Karl-Heinz Rummenigge, está indignado por la "humillación" que está sufriendo su antiguo jugador Bastian Schweinsteiger en las filas del Manchester United, al que el técnico portugués José Mourinho, que desembarca esta temporada en Old Trafford, ha degradado a la condición de reserva ya que no cuenta con él.

"Cuando leí eso no daba crédito", ha dicho Rummenigge, según el cual el Bayern jamás ha actuado ni actuará así con uno de sus jugadores. Los jugadores deberían "pensárselo dos veces" antes de ir a clubes que "proceden de una manera tan radical con ellos cuando ya no se les quiere", añade, después de que Mourinho le mandara aentrenar con el filial del equipo.

El centrocampista bávaro, de 32 años, pasó al Manchester United en el 2015, tras 17 años en el Bayern, y su contrato con el club británico expira en el 2018. Pese a las compasivas palabras de Rummenigge, de 60 años, no parece que haya una posibilidad de que regrese a su antiguo club, al menos a juicio de su técnico actual, Carlo Ancelotti.

PUERTAS CERRADAS AL REGRESO

"Schweinsteiger no desempeña ningún papel en nuestra planificación", afirmó el técnico italiano en Nueva York, tras la derrota de los bávaros en el partido amistoso disputado anoche ante el Real Madrid (0-1). Schweinsteiger no encaja tampoco en el esquema de Mourinho, lo que le ha precipitado hasta su deprimente situación actual, a lo que se suma su retirada como capitán de la selección alemana tras 120 partidos en la Mannschaft, donde debutó en el 2004.

El centrocampista anunció la semana pasada su decisión de dejar la selección, tras expresar su agradecimiento a la afición, a la Federación Alemana de Fútbol (DFB), a Löw y a sus compañeros, y admitir su decepción por no haber logrado ganar para su país la Eurocopa de Francia.

Schweinsteiger acudió al torneo francés tras dos lesiones, con dolencias en una rodilla y su inclusión en el conjunto se vio casi como el último tren para el capitán. La Eurocopa fue poco favorecedora para Schweinsteiger, que encima causó el penalti que dio el primer gol al anfitrión francés con una mano absurda.