Sumida en una notable crisis de identidad, apartada de la preponderancia internacional pero sostenida por el talento que habitualmente auxilia a sus jugadores, la selección de Rusia advierte su irrupción en el venidero camino de España por la Eurocopa de Portugal 2004.

El conjunto que dirige Gueorgui Yartsev es el primer escollo. Para entonces el preparador ruso habrá tenido tiempo de asentar la pinta de un combinado que ha olvidado ya el brillo que antaño despidió su fútbol y de ordenar el aspecto de un bloque sobrepasado por las circunstancias.

Sin embargo, el peligro de Rusia es que se trata de un equipo al que no se le ve venir. Es un bloque capaz de lo mejor y de lo peor.

La fase de repesca, vía de acceso recurrida por el conjunto ruso hacia Portugal 2004, es una clara muestra de ello. El conjunto de Yartsev no fue capaz de doblegar a Gales en Moscú (0-0). Pero ofreció la mejor versión de sí mismo en la vuelta disputada en las islas (0-1) para retornar a la elite continental, después de la ausencia en el 2000.

La clasificación aplacó el ánimo revuelto del fútbol de Rusia. Convulsionado tras los decepcionantes reveses encajados en la fase de clasificación ante Suiza, República de Irlanda, Albania y Georgia, donde cedió su papel de favorito al bloque helvético.

La Unión de Fútbol de Rusia ejerció un golpe de mano después de una derrota ante Israel (1-2) en un amistoso. La luz de alarma ya estaba encendida después de los reveses encajados contra Albania (1-3), Georgia (0-1) y Suiza (2-2). Cesó a Viacheslav Koloskov, encargado de llevar a la selección hacia el Europeo. Y recurrió a Yartsev.

LOS CLASICOS El que fuera entonces ayudante de la selección juvenil decidió cambiar la cara del combinado por la vía rápida. Recurrió a los veteranos de casi siempre. El delantero del Celta de Vigo Alexander Mostovoi y al exrayista Viktor Onopko. Y junto a ellos jóvenes como Sychev, un delantero de veinte años que juega en el Olympique de Marsella. Y Egor Titov, el centrocampista del Spartak, que permanece como referencia y punto de equilibrio del equipo.

Y es que los conjuntos de la capital permanecen como el principal surtidor de la selección. El Lokomotiv (Sergei Ovchinnikov, Dmitri Sennikov, Sergei Ignashevictch, Vadim Evseev, Gennadi Nizhegorodov, Marat Ismailov, Dimitri Loskov), el CSKA (Igor Akinfeev, Andrei Solomatin, Rolan Gusev), el Spartak (Egor Titov) y el Dinamo (Dimitri Boulykin) son los principales recursos del técnico, apenas socorrido por futbolistas foráneos (Mostovoi, Alexei Smertin --Portsmouth-- Dimitri Alenichev --Oporto--, Sychev --Olympique).

Tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991 los mayores logros de Rusia han sido la clasificación para los Mundiales de Estados Unidos 94 y de Corea y Japón 2002 y para el Europeo de Inglaterra 96, en los que no pudo apartarse del papel de comparsa y fue eliminado pronto.

Lejos quedan los éxitos de antaño. Acomodada en el potencial de la URSS que logró el título en la primera edición continental, en Francia 1960 (2-1 a Yugoslavia) y los subcampeonatos de España 1964 (perdió 2-1 contra el conjunto español) y de Bélgica 1972 (cayó contra Alemania 3-0) y más recientemente en Alemania 1988 (derrotado frente a Holanda 2-0).