Rusia se vengó de la derrota que sufrió en Muscú, hace poco más de dos meses en la final del campeonato de Europa, y asoló a España (0-3) en un partido en el que con el saque como principal arma, apenas duró una hora.

La elección española salió dispuesta a defender sus opciones, aún sabiendo inicialmente que serían pocas, y que los rusos tenían ganas de venganza y de sacarse la espina.

El primer punto fue para Rusia, en un bloqueo que cazó a Guillermo Falasca, pero España se recuperó y fue dominando en el marcador por escaso margen hasta que dos saques directos dieron la primera ventaja a Rusia.

Los rusos, como los lobos, olieron la sangre y ya no abandonaron a su presa hasta que Poltavskiy, una auténtica pesadilla durante todo el partido, con dos nuevos puntos de saque cerró el primer parcial en 21-25.

El 13-25 con el que acabó el segundo set es bastante claro de la impotencia que, por momentos, sintió el equipo español. El seleccionador Marcelo Méndez comenzó a mover el banquillo buscando alguna solución y no quemar a los jugadores para sucesivos partidos, hasta que al final, solo Rafa Pascual y Alfonso Flores se quedaron sin saltar a la pista.

La tercera manga fue más de lo mismo. Rusia siguió sin bajar el ritmo, como si se jugaran la vida en cada punto, mientras que España, resignada a su suerte, aguantó el chaparrón hasta el 15-25 final.