Como aficionado al deporte extremeño, he tenido una fijación a lo largo de los últimos 25 años. Siempre me ha apasionado seguir, cada fin de semana, lo que hacen nuestros jugadores de baloncesto y de fútbol más importantes en los clubs de primera línea. He seguido, casi obsesivamente, al gran Manolo Sánchez Delgado en su sobresaliente trayectoria. Otros futbolistas también han sido ´blanco´ de mi casi enfermizo interés. Uno de ellos ha sido Sabino, jugador que siempre me ha parecido un modelo de honradez. Su prolongada etapa en Osasuna, club que le venía al pelo para sus características, fue un claro ejemplo de profesionalidad. El santeño apura ahora sus últimos años en el Mérida. Es una delicia verle moverse en el terreno de juego a este completísimo delantero. Pero es aún más grandioso desenvolviéndose en la crisis del Mérida. Y es que Sabino da la cara también fuera del campo. ´Chapeau´ para este tipo capaz de ser el líder dentro y fuera del juego. Eso, viendo lo que está sucediendo, no estará nunca bien pagado.