«Más de 40 años dentro del mudo del fútbol. He hecho de todo. He sido jugador, árbitro, delegado de campo, comentarista deportivo, colaborador de prensa, presidente del Grabasa Burguillos… de todo. Y ahora, este cargo también». Así narra su amplio currículum Enrique Asensio (Burguillos del Cerro, 1957).

Con esa trayectoria y esas ganas de mejorar el fútbol extremeño, no es de extrañar que la Federación y el Comité de Árbitros Extremeño haya confiado en Enrique Asensio para la nueva área de captación de colegiados. «El objetivo final es aumentar el número de árbitros y, por ende, aumentar la calidad de los mismos», resume Asensio.

Y sabe muy bien de qué habla, porque ha logrado transmitir su amor por el fútbol y por el arbitraje a sus dos hijos: Kike y Pablo. La saga de los Asensio. Kike Asensio, el mayor, es colegiado de fútbol sala y actualmente se encuentra en Tercera División. Y, por su parte, Pablo es árbitro en la Tercera de fútbol. Ambos sienten devoción por su progenitor.

Amor de hijos

«La figura de mi padre, a día de hoy, es la que me motiva a seguir arbitrando. Es la figura más importante que tengo dentro del arbitraje, gracias a él nos metimos en este mundillo. Pasamos mucho tiempo con mi padre, nos cuenta muchas anécdotas, momentos inolvidables para él que nos lo ha transmitido», expresa el vástago mayor.

«También tienes días malos, porque el arbitraje es un pasatiempo con su parte negativa. Y mi padre ha sido y sigue siendo la figura motivadora que en esos días tira de mí. He intentado dejarlo, porque hay cosas que no me molan de este mundo, pero él siempre me ha ayudado y motivado a seguir», prosigue Kike.

Y, claro, con estos precedentes. A Pablo (Burguillos del Cerro, 1994) también le gustaría el mundo del árbitro y las tarjetas. «Empecé muy pequeño, cuando en los partidillos de los entrenamientos del Grabasa Burguillos me ponía de asistente junto a mi hermano. Después, al acabar mi etapa de futbolista, me picó el gusanillo. Y, obviamente, en todo este recorrido la figura de mi padre ha estado muy presente», explica el pequeño de la saga.

«Mi ídolo es mi padre. Bien es cierto que tengo como referente, por ser extremeño y porque es muy bueno, a Gil Manzano. Pero cuando veo las fotos o videos de mi padre pitando partidos importantes, quiero parecerme a él», confiesa Pablo, que lleva tres campañas seguidas en Tercera y que sueña con dar el salto a Segunda B.

Nivel y cambios

Soplan nuevos vientos también para el mundo del arbitraje. «Ha cambiado mucho. Mi generación era autodidacta, leíamos el reglamento y nos lo estudiábamos cada uno a nuestra manera. Ahora hay una escuela de tecnificación, se les hace un seguimiento en todas las categorías... la preparación del árbitro actual no tiene nada que ver con la de antes», señala Enrique Asensio.

Y también ha cambiado el comportamiento del aficionado. «Eso ha cambiado a positivo también. Antes, hace unos 30 años, era impensable pitar en un partido sin que estuviesen presentes las fuerzas y cuerpos de seguridad; ahora hay partidos donde la presencia de las fuerzas públicas no es necesaria. Queda por hacer, pero el comportamiento de los aficionados ha mejorado», confiesa.

Más árbitros, más calidad. Es la función de Enrique Asensio en su nuevo cargo, pero la salud del arbitraje extremeño es muy buena. «En Tercera hay un ramillete de árbitros jóvenes que da gusto verlos pitar y en la Primera División Extremeña también ha colegiados jóvenes que vienen empujando», apunta el patriarca de la saga de los Asensio. Puro amor por el fútbol.