"Fabuloso, el equipo de Santi Hernández ha estado ¡fabuloso!", pregonaba Emilio Alzamora, manager de Marc Márquez tras el sonado y sonoro triunfo (tercero de la temporada tras Argentina y Austin) de su pupilo. "La reconstrucción de la moto, en tiempo récord, que han hecho los mecánicos de Marc ha sido extraordinaria", explicaba Livio Suppo, uno de los jefazos del team Repsol-Honda bajo el podio, sabedor de que esa reconstrucción, en una hora y 57 minutos, no está al alcance de muchos equipos. Y es que Marc se estrelló ya por la mañana. "Aquí el que se la ha jugado ha sido Marc, nosotros solo somos su complemento", rezaba Santi Hernández, el mismo, sí, que en Phillip Island-2013, fue acusado de no estar a la altura de MotoGP. "Son fabulosos, son míos, son los mejores", reconoció Márquez. Pues bien, que lo sepan, desde aquel fracaso, porque lo fue, sí, este equipo, los amigos de Marc, han ganado todas las carreras flag to flag , con cambio de moto, que ha habido: Assen, Misano, Sachsenring, Argentina-

Dicen las cuentas que cuando Márquez sale líder del Mundial de su jardín, de Alemania, gana el título. Ocurrió en 2010 (125cc) cuando salió con 26 puntos más que Pol Espargaró; sucedió en 2012 (Moto2) cuando abandonó su trazado favorito con 43 punto más que Polyccio ; se repitió en 2013, su primer año en MotoGP, cuando dejó Alemania con 2 puntos más que Dani Pedrosa y ocurrió también, en el maravilloso 2014, cuando ganó 12 carreras, al dejar Sachsenring con 77 puntos más que Pedrosa. "El comodín --contaba Márquez-- se ha convertido en un colchón, ahora ya son 48 puntos sobre Lorenzo y 59 sobre Vale , pero queda medio Mundial y pueden ocurrir muchas cosas".

Márquez no solo maravilló ayer a los 93.213 espectadores que retaron a la lluvia. También dejó boquiabiertos a todos los suyos, incluido su equipo, Alzamora, Suppo, Hernández y un superfeliz Shuhei Nakamoto, el gran jefe de Honda, que aplaudía a rabiar bajo el podio. "¿Qué cómo lo hemos hecho?, sencillo: antes de empezar la carrera, intuíamos que podía secarse la pista o, al menos, hacerse un carril. Con Santi, como siempre, hemos descartado el neumático intermedio, el liso con rayas para lluvia. No sirve de nada. Si entraba era para coger la moto con los slics. Y así lo hemos hecho. En cuanto he visto que no estaba cómodo, me la he jugado".

El chivato de la curva

¿Cómo fue la maniobra? Pues, según ellos, muy sencilla. Al pasar frente al muro en la vuelta anterior a entrar, es decir, la 12 de 30, "he levantado la mano izquierda". Era la señal de que preparasen la moto de seco porque iba a entrar. "Y, justo antes de trazar la última curva, la que precede a la entrada del pit-lane , del taller, del box , he vuelto a levantar la mano izquierda para que la viese Roger (Van de Bought, uno de sus ayudantes), que estaba con un walkie en esa curva para avisar, de inmediato, a Santi al grito de ¡que entra! ¡que entra!"

Entró, saltó, voló y despegó.