Restaba un partido por jugarse en el grupo IV de la Segunda División B. De manera incomprensible, saltándose la norma del horario unificado, Melilla y Cartagena disputaban ayer su encuentro de la penúltima jornada. Al final, que es lo que cuenta, resultado que convenía al Mérida (1-0 para los norteafricanos) y un sueño que aún es posible para los romanos: disputar la próxima Copa del Rey.

Pero para que ello ocurra, el equipo que entrena Antonio Gómez debe vencer al colista, Almería B, y esperar que el Cartagena no haga lo propio ante el también descendido San Roque. Complicado, pero probable, por qué no. Se han ganado a pulso siquiera tener esperanzas, especialmente tras sus tres puntos ante el Sevilla Atlético (1-2).

Ha sido un final casi perfecto para los tres extremeños de la categoría: en el grupo I, Cacereño ha alimentado sus esperanzas de permanencia y dependerá de sí mismo para jugarla tras vencer al Peña Sport (3-0) y darse resultados favorables y en el IV, el Villanovense certificó la salvación venciendo por 4-2 al Marbella.

Los serones tuvieron su particular fiesta tras el duelo del Romero Cuerda. El campo y el vestuario fueron testigos de ello. Los de Manolo Sanlúcar --buen gesto del técnico recordando a quien tomó el testigo, Julio Cobos-- viajarán a Sevilla para jugar ante el Betis B sin más objetivo que poder adelantar a Linense o Jaén y situarse noveno, lo cual sería una noticia excelente, dado el sufrimiento de su histórica temporada marcada por la Copa.

SUPERVIVENCIA Lo del Cacereño acaparará ahora la atención en cuestión de supervivencia. Las derrotas de Sporting B y Astorga en Burgos y Compostela y su triunfo ante el Peña Sport le han situado en el puesto de promoción. Traducción: ganar al Izarra evitaría cualquier especulación sobre lo que hagan los rivales. En cualquier caso, bueno es saber que tanto el Sporting B, que recibirá al Guijuelo, como el Astorga, que hará lo propio ante el Racing de Ferrol, jugarán ante oponentes que necesitarán también los puntos, en el caso de los salmantinos para amarrar su puesto de Copa del Rey y en el de los gallegos el título.

"Aún no hemos hecho nada". Carlos Valverde, bigoleador del CPC, ya lo avisó el sábado. En efecto: aunque el Izarra, instalado cómodamente en la mitad de la tabla, tenga poco en juego ante los extremeños, deberá ir a por todas porque una derrota le pondría a los pies de los caballos. Además, los navarros han mostrado una gran fiabilidad en casa, donde solamente han perdido dos partidos en lo que va de campeonato y donde han cimentado su tranquilidad e incluso aspirado --hasta este fin de semana-- a un puesto en la próxima Copa del Rey.

La superficie de su césped artificial y esa seguridad como locales harán del Izarra un enemigo peligroso. También lo advirtió el entrenador verde, Angel Marcos. "Espero que no salgan a pasearse", analizó. El próximo domingo, a las seis de la tarde, es el reto. Y hacia las ocho se conocerá si se está aún vivo.