REAL MADRID: Casillas; Míchel (Diogo, m.80), Sergio Ramos, Iván Helguera, Roberto Carlos; Beckham, P. García (Gravesen. m. 84), Baptista (Soldado, m. 78), Guti; Robinho y Raúl.

OLYMPIACOS: Nikopolidis; Mavrogenidis (Kapsis, m.39), Anatolakis, Kostoulas, Georgatos; Kafes, Touré, Stoltidis (Babangida, m.88), Djordjevic, Rivaldo, Konstantinou (Okkas, m. 84).

GOLES: 1-0. Min. 9. Raúl. 1-1. Min. 47. Kafes. 2-1. Min. 85. Soldado.

ARBITRO: Markus Merk (Alemania). Mostró cartulina amarilla a Stoltidis, Rivaldo, Okkas, Kafes de Olympiakos y a Pablo García, Guti, del Real Madrid. Expulsó a Ramos (m.90).

Roberto Soldado, el último producto de la cantera merengue, salvó al Real Madrid del desastre europeo con un gol decisivo ante un enemigo como el Olympiakos, el rival más débil del grupo.

Fue un gol inesperado. Cuando peor jugaba el Madrid. Cuando estaba al borde del precipicio. Pero fue un gol simbólico. Justo para reactivar y mandar un mensaje de optimismo a una cantera que está mustia, hundida, sin ninguna ocasión de progresar en el club y que demostró que cuando le dan un minuto de gloria, no lo desaprovecha. Seguro que Vanderlei Luxemburgo habrá tomado nota.

OCASIONES Y NERVIOS El Madrid hizo una buena media hora. Beckham se encargó de dar vértigo al juego del Madrid. Pegado a la banda, con ese tobillo de goma que tiene en su pierna derecha, Beckham puso un sinfín de balones al área. Por fin, el Madrid tuvo profundidad.

Y como es lógico, si Raúl, que jugó en punta, le llegan balones de ese calado, lo lógico es que entren. A los nueve minutos, Raúl mandó de cabeza a la red un servicio medido de Beckham. El capitán del Madrid se dio un homenaje. Era su gol 50, es el máximo goleador de Europa de todos los tiempos, y se premió con un tanto que refrenda su buen inicio de temporada.

Tras el descanso, al Madrid se le puso cuesta arriba lo que parecía un paseo militar. Pantelis Kafis probó fortuna desde fuera del área y amargó la noche a Iker. El Madrid se enfrió con ese gol inesperado. Estuvo un cuarto de hora perdido por el campo. Sólo Beckham tenía pinta de tomar el mando. Es de lo mejor de este Real Madrid 2005.

El cuadro griego comenzó a creer en la hazaña. Porque empatar en el Bernabéu con un colectivo tan débil es una gesta. Sin embargo, Olymiacos demostró un poderío físico extraordinario. Todo lo contrario, que el Real Madrid de Luxemburgo, que sufría para volver a tapar los contragolpes de un equipo, que jugó como en casa, con un aliento impresionante de mil griegos que animaron desde la grada con una fuerza descomunal.

Luxemburgo tiró de Roberto Soldado. Un chico de la cantera, que va bien de cabeza. Quitó a Salgado y puso a Diogo. Mensaje claro. Banda y estoque. En un día por cierto aciago para Roberto Carlos, silbado por el público en algún tramo, apareció el milagro de Soldado para rematar con todo el alma un balón que se paseó por el área. Raúl abrió el camino y Soldado remató la faena. La cantera salvó a un Madrid que de haber empatado podría haber quedado muy tocado.