Jorge Sampaoli es de Casilda, una pequeña ciudad de la provincia Santa Fe, con 40.000 habitantes, donde todos dicen conocerse. Está ubicada a 47 kilómetros de la Rosario de Leo Messi. Lo que tienen en común es que forjaron su nombre y su destino al abandonarArgentina. Uno, en plena adolescencia. El otro, porque se le reían en la cara cuando contaba sus sueños. Leo ya es profeta en su propia tierra. A Sampaoli se lo mira todavía desde lejos, como a un desconocido. 'La Pulga' puede al menos exhibir como pergamino un inicio en el Newell's Old Boys de Jorge Valdano y Gerardo Martino.

El 'pelado' solo dirigió a Alumni, un equipo ignoto de su pueblo natal, y Argentino de Rosario. Si el país fuera como Casilda, quizá lo verían sin suspicacias o ironías, como el que es: el hombre que de la nada le dio un lustre inédito a la selección chilena y ahora alborota Sevilla con la promesa de pelear por un papel protagonista en la Champions League.

No tiene los oropeles de los entrenadores argentinos: carece de un pasado como futbolista exitoso. Y eso es lo que lo vuelve más interesante y enigmático. Además, Sampaoli rompe las reglas porque habla de política, glosa al general Juan Domingo Perón, declara su simpatía por el kirchnerismo (por estos días tan demonizado) y adorna su entorno con figuras de Evita y Muhammad Alí.

PROTECCIÓN PROVIDENCIAL

Es el primer entrenador argentino que reivindica de manera visceral la cultura del rock and roll. En su brazo se tatuó el verso inicial de 'Motor Pisco', la sexta canción de 'Oktubre', el disco más político de la banda más masiva de este país, Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. “Siempre tengo a mi lado a mi Dios”. Sin esa protección providencial quizá no podría entenderse su carrera. Pero Sampaoli no cree en los milagros: solo en el sudor, el respeto a las ideas y el origen.

Pero, por sobre todo, estamos hablando de un obsesivo del fútbol, incapaz de permanecer sentado en el banquillo, amante del buen juego y convencido de que antes de la táctica está la psicología. “Se debe animar al grupo para convencerlo de una idea común”. Se lo suele ubicar como parte del linaje iniciado por Marcelo Bielsa. Viajaba más de 350 kilómetros hasta la capital para seguir con prismáticos las prácticas de la selección argentina. Se dice que ahora se siente más cercano a Pep Guardiola.

CONTRA LA CORRIENTE

Le dijo no al Boca Juniors porque es hincha del River Plate. Estuvo cerca de ser contratado como entrenador de la selección tras la renuncia de Martino. Ricardo Caruso Lombardi, un histriónico director técnico que se especializa por salvar equipos grandes y chicos del descenso, también compitió por ese puesto. "Acá en Argentina no pudo dirigir nada. Su representante me pedía por favor que le consiga algo", lo desairó. El pícaro Caruso quedó fuera de carrera cuando la Federación contrató a Edgardo Bauza. "Me voy a nacionalizar rosarino. Va Martino, sino Sampaoli o eligen a Bielsa. Me hago rosarino y tengo que ser del bando de Messi", rumió.

"A mí siempre todo me costó mucho", suele decir Sampaoli. La imagen que lo define es la de aquel que nadó contra la corriente. Su biografía autorizada, 'No escucho y sigo', parece por momentos un manual de autoayuda y superación. Sampaoli puede decir con orgullo que su libro definitivo no ha sido todavía escrito: le faltan muchas hazañas por alcanzar.