Daniel Mangeas, el eterno speaker del Tour, no olvidó nombrar a Federico Bahamontes y a Julio Jiménez. "Temo volver a llorar", repitió el viernes Samu Sánchez cuando supo que se convertiría, como se decía en tiempos de Vicente Trueba, primer gran escalador del Tour, en el Rey de la Montaña de la ronda francesa. Samu lloró como una magdalena en el podio de Pekín, cuando se convirtió en campeón olímpico.

Ganador en Luz Ardiden y segundo en Plateau de Beille y Alpe d´Huez (¿cómo pudo llevar tanto tiempo pegado a rueda a Pierre Rolland y no percatarse de que podía ganarle la etapa?), el corredor asturiano (que subió al podio de París con sus dos hijos) sucedió a Txomin Perurena como vencedor de la clasificación de la montaña. Desde 1974, ningún español se había distinguido con tal honor, entre otras cosas porque a Carlos Sastre, que fue segundo en el año de su victoria, nunca le han dado el título a pesar de la descalificación por dopaje de Bernard Kohl, que se vistió de lunares en París.

"Es un día muy emotivo, para recordar toda la vida, en el que te acuerdas de mucha gente. Acabo contento porque los objetivos se han cumplido. El desenlace ha sido el esperado. No he tenido caídas. Ya tenía ganas de llegar a París y todo ha ido fenomenal", concluyó.