Ni el efecto de los triples de Robert Horry, ni jugar de visitantes, ni el alero Tim Duncan impidieron que los Pistons de Detroit ganasen el sexto partido de la final de la NBA y dejasen la definición del título de liga para el séptimo y definitivo que se disputará el próximo jueves.

Los campeones defensores de liga confirmaron en el SBC Center ante los Spurs de San Antonio que su triunfo por 95-86 fue el resultado de un trabajo de equipo, un equipo que aceptó la responsabilidad de haber fallado en el quinto partido y salió al campo para corregir el error.

Su esfuerzo y trabajo le permitió igualar a tres la serie y dejar que por primera vez desde 1994 el título de campeones de liga se tenga que decidir en el séptimo partido.

Todas las estadísticas eran desfavorables a los Pistons, pero los Bad Boys hicieron historia al ser el primer equipo que gana en territorio enemigo tras perder el quinto partido en su campo.

Los Pistons ahora sólo piensan en el séptimo partido para también ser los primeros que logran dos triunfos consecutivos fuera de su campo y, con ello, el título, lo cual no dejaría de ser toda una sorpresa final en esta liga.