La culpa de todo la tiene un periodista: Cásper Líbero (Brasil, 1889-1943). Líbero estaba en París (Francia) la madrugada del 1 de enero de 1925 y fue testigo de una carrera nocturna. Apasionado de los deportes, se llevó la idea a casa y el 31 de diciembre de ese mismo año se corrió en Sâo Paulo (Brasil) la primera San Silvestre de la historia. Tuvo 146 inscritos, aunque solo 60 lograron clasificarse: quedaban fuera de carrera quienes llegaban a más de cinco minutos del ganador. Alfredo Gomes, fue el vencedor: 6,2 km recorridos en 23 minutos 10 segundos. Algunas fuentes cuentan que Gomes era futbolista y otras, que era electricista y que trabajaba para la compañía telefónica.

UN POCO DE HISTORIA

Hasta 1944, la participación estuvo restringida a hombres de nacionalidad brasileña, a excepción de Heitor Blasi, italiano afincado en Brasil desde 1920, que venció la prueba en dos ocasiones (1927 y 1929). En 1945 la prueba se internacionalizó, y en 1975 se abrió la participación a mujeres. La alemana Christa Vahlensieck finalizó un recorrido de 8,9 kilómetros en 28 minutos 39 segundos. La carrera no se ha interrumpido nunca, ni durante la Revolución Constitucionalista de 1932 ni durante la segunda guerra mundial. Tampoco cuando su fundador murió en un accidente de avión, en 1943.

La noche del próximo 31 de diciembre se celebra la 92ª edición. 30.000 atletas recorrerán los 15 kilómetros pasando por algunas de las zonas más emblemáticas de Sâo Paulo.

LAS OTRAS SAN SILVESTRES

A partir de la década de los 70, ciudades de varios países decidieron copiar la idea de Cásper Líbero y organizar una carrera de fin de año. En España la más antigua es la de Galdácano (Vizcaya) que se celebró por primera vez en 1961. En 1964 empezó a disputarse el 'Gran Premio de Vallecas', que hoy conocemos como San Silvestre Vallecana. Es la más multitudinaria, supera incluso a la original: 40.000 'runners' toman la salida junto al Santiago Bernabéu y corren hasta el estadio de Vallecas.

La de Barcelona, la 'Cursa dels Nassos', es la segunda de la lista. Este año está previsto que se llegue a los 14.000 corredores. Arrancará a las 15.30 horas para recorrer el barrio del Poble Nou en un circuito de 10.000 metros de ida y vuelta. Al mismo tiempo se correrá la San Silvestre Barcelonesa en Sant Cugat.

No todas se corren el último día del año: el día 24 se ha corrido la del Jarama, en el circuito del mismo nombre. El 25, en Almería, y el 29 en Chipiona. El 26 ha sido la de El Masnou. Es la 'Sansi' más antigua de Cataluña, con 37 ediciones. Y la tercera en número de participantes, según datos de la organización. Aunque el recorrido es solo de 5.000 metros, tiene su mérito: el día de Sant Esteve justo se sale de la cena de Nochebuena y la comida de Navidad. Y al acabar la carrera, toca comer los tradicionales canelones.

RAZONES PARA CORRER

Correr se ha convertido en un deporte de moda: en pocos años, ha pasado a tener miles de adeptos. La razón es que es barato (la única exigencia es invertir en unas buenas zapatillas) y puede practicarse en cualquier sitio. Y engancha. Los críticos -que también los hay- dirán que los 'runners' se vuelven algo obsesivos y que en ocasionesse juegan la salud. Pero a todos los que se ponen finos de cerveza y cacahuetes delante de tele cada vez que hay fútbol también se les puede tachar de ser algo obsesivos y de no cuidarse como deberían. 'Zasca'.

Hay muchas razones por las que miles de personas -centenares de miles, si sumamos- correrán una San Silvestre. Por ejemplo, el lujo de llegar a la cena de Nochevieja (o a la comida de Sant Esteve) con el dorsal en la mano y regalárselo al cuñado. Otro 'zasca'.

Hay quien corre contra el tiempo. Otros corren contra sí mismos, y esos ganan siempre. Hay quien corre por primera vez, y quien lleva 15 ediciones. Están los que se disfrazan y los que se arrodillan en la meta y proponen matrimonio al amor de su vida.

Una San Silvestre es una fantástica manera de cerrar el año. Le pones ganas y algo de literatura y a cada zancada notas cómo dejas atrás lo malo, y visualizas muy claramente todo lo bueno que está por venir. Benditas endorfinas. Y al llegar a la meta, sea cual sea tu tiempo, sientes que has volado, y haces ese gesto característico de Usain Bolt. O te palmeas el pecho y abres los brazos, muy Zlatan Ibrahimovic. Y luego te vas tan feliz a por la cena, o los canelones. Y a por el cuñado.