El Comité de Competición de la Federación Española de Fútbol ha optado por zanjar el caso de las presuntas irregularidades en el fichaje de Antoine Griezmann con la menor sanción posible. El comité ha resuelto finalmente imponer una multa de 300 euros al Barcelona y desestimar la petición del juez instructor, Juantxo Landaberea, de cerrar el Camp Nou como castigo al club azulgrana por haber negociado con el jugador antes de estar autorizado para ello y sin comunicárselo al Atlético, club con el que el delantero francés tenía contrato.

La decisión de dejar todo el asunto en una multa «simbólica» de cuantía insignificante se debe a que los miembros del Comité de Competición no han encontrado en la denuncia presentada por el Atlético de Madrid pruebas que justifiquen la gravedad de una medida como el cierre del estadio.

Competición sí considera en cambio probado que el Barça inició y mantuvo negociaciones con el jugador «sin avisar previamente y por escrito de ello» al Atlético, pero no lo considera una falta grave porque interpreta que esas negociaciones empezaron en mayo, una vez que el futbolista ya había comunicado al club colchonero su intención de cambiar de aires.

El Atlético alegaba que la negociación había empezado cuando la cláusula de rescisión a era de 200 millones y no de 120 como se acabaron pagando.